Dentro de WikiLeaks by Daniel Domscheit-Berg

Dentro de WikiLeaks by Daniel Domscheit-Berg

autor:Daniel Domscheit-Berg
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2011-02-11T05:00:00+00:00


De nuevo en Berlín

Al llegar al aeropuerto de Schönefeld cogí un metro directo a Mitte, donde me instalé en el sofá rojo para invitados del Chaos Computer Club. A menudo, cuando estaba de visita en Berlín, pasaba la noche allí.

Estaba alicaído. Seguramente, si en aquel momento hubiera sabido que faltaban unas pocas horas para conocer a la mujer con la que me casaría unos meses más tarde, no me habría sentido tan derrotado. En cualquier caso, la vida volvía a tratarme bien e iba a encadenar una alegría con una tristeza.

Pero de momento iba de aquí para allá, lánguidamente, por las salas del club. La verdad es que en Alemania no hacía mucho más sol que en Islandia y yo no me sentía con ánimo de responder a las ansiosas preguntas de los demás sobre las gestiones relativas a la IMMI. «Estoy cansado», me limitaba a decir y me dejaban en paz. Por fortuna, el peligro de que pudieran importunarme con preguntas indiscretas era muy limitado.

Me dirigí hacia Friedrichstrasse para comprar algo para comer. Aunque lo hago muy de vez en cuando, me lie un porro e intenté relajarme. Por casualidad terminé en el Dada Falafel, el moderno restaurante árabe de comida rápida de Oranienburger Tor. De forma aún más casual, allí me encontré con Sven, un conocido, al que acompañaba una mujer.

Sven nos presentó:

—Este es Daniel, Mr. WikiLeaks en Alemania —dijo señalándome a mí—. Y esta es Anke. Trabaja en Microsoft —explicó mirando a mi futura mujer—, pero a pesar de ello es muy simpática.

Le di un mordisco a mi falafel y miré a Anke por encima de su ensalada con humus. Era una mujer enrollada, elegante y con un estilo personal, segura de sí misma y con buen sentido del humor.

Nos pasamos la noche hablando, reparando cada vez menos en lo que nos rodeaba. La comida se fue enfriando hasta convertirse en una masa pegajosa. Cuando nos quisimos dar cuenta, se habían llevado nuestros cubiertos. Habrían podido cambiar toda la decoración del restaurante, encender una traca bajo nuestros pies o regalar billetes de cien dólares, que nosotros habríamos seguido sumidos en nuestra conversación.

Por aquel entonces Anke apenas había oído hablar sobre WikiLeaks y no sabía nada de Julian ni de mí. En Microsoft, se dedicaba a desarrollar estrategias de gobierno abierto, es decir, al fomento de transparencia aplicada desde arriba; nosotros, en cambio, trabajábamos desde abajo. En cualquier caso, creo que hacía una buena labor.

Anke contaba todo lo que le pasaba a través de Twitter. Esa misma noche publicó un tweet en el que decía haber «conocido a un fundador de WikiLeaks en Dada Falafel» y afirmaba haber mantenido una interesante conversación.

Hacia la una y media regresé al club. Tenía la cabeza llena de pensamientos; algunos giraban en torno al pasado, pero también pensaba en el futuro. Tardé mucho rato en dormirme. Cuando me metí dentro del saco de dormir, me dije que era muy agradable poder dormir solo de nuevo. Además, por primera vez desde hacía mucho tiempo volvía a pensar en una mujer.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.