Cuentos completos by Agatha Christie

Cuentos completos by Agatha Christie

autor:Agatha Christie [Christie, Agatha]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Policial, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1983-01-01T05:00:00+00:00


La casa del ídolo de Astarté

(The Idol House of Astarte).

—Y ahora doctor Pender, ¿qué va usted a contarnos?

El anciano clérigo sonrió amablemente.

—Mi vida ha transcurrido en lugares tranquilos —dijo—. He sido testigo de muy pocos acontecimientos memorables. No obstante, en cierta ocasión, cuando era joven, tuve una extraña y trágica experiencia.

—¡Ah! —exclamó Joyce Lempriére en tono alentador.

—Nunca la he olvidado —continuó el clérigo—. Entonces me causó una profunda impresión, e incluso ahora, con un ligero esfuerzo de mi memoria, puedo sentir de nuevo todo el horror y la angustia de aquel terrible momento en que vi caer muerto a un hombre al parecer sin causa aparente.

—Ha conseguido ponerme la piel de gallina, Pender —se lamentó sir Henry.

—A mí sí que se me puso la piel de gallina, como usted dice —replicó el otro—. Desde entonces nunca he vuelto a reírme de las personas que emplean la palabra «atmósfera». Existe. Hay ciertos lugares saturados de buenos o malos influjos que hacen sentir sus efectos.

—Esa casa, The Larches, es uno de esos lugares infortunados —señaló miss Marple—. El viejo Mr. Smither perdió todo su dinero y tuvo que abandonarla. Luego la alquilaron los Carlslake y Johnny se cayó por la escalera y se rompió una pierna, y Mrs. Carlslake se vio obligada a marcharse al sur de Francia para reponerse. Ahora la tienen los Burden y he oído decir que el pobre Mr Burden tendrá que ser operado de urgencia.

—Hay mucha superstición en lo que toca a todos estos temas —dijo Mr. Petherick—. Y por culpa de muchos de los estúpidos rumores que corren se ocasionan innumerables daños a estas fincas.

—Yo he conocido un par de fantasmas que tenían una robusta personalidad —comentó sir Henry con una risita.

—Creo —dijo Raymond— que deberíamos dejar que el doctor Pender continuara su historia.

Joyce se puso en pie para apagar las dos lámparas, dejando la habitación iluminada solamente por el resplandor de las llamas.

—Atmósfera —explicó—. Ahora podemos continuar.

El doctor Pender le dirigió una sonrisa y, tras acomodarse en su butaca y quitarse las gafas, comenzó su relato con voz suave y evocadora.

—Ignoro si alguno de ustedes conocerá Dartmoor. El lugar de que les hablo se halla situado cerca de los límites de Dartmoor. Era una preciosa finca, aunque estuvo varios años en venta sin encontrar comprador. Tal vez resulta algo apartada en invierno, pero la vista es magnífica y la casa misma posee características ciertamente curiosas y originales. Fue adquirida por un hombre llamado Haydon, sir Richard Haydon. Yo lo había conocido en la universidad y, aunque le perdí de vista durante algunos años, seguíamos manteniendo lazos de amistad y acepté con agrado su invitación de ir al Bosque Silencioso, como se llamaba su nueva propiedad.

»La reunión no era muy numerosa. Estaba el propio Richard Haydon, su primo Elliot Haydon y una tal lady Mannering con su hija, una joven pálida e inconspicua, llamada Violeta. El capitán Rogers con su esposa, buenos jinetes, personas curtidas que sólo vivían para los caballos y la caza. En la casa estaba también el joven doctor Symonds y miss Diana Ashley.



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