Cuatro travesías by Marcelo Guajardo

Cuatro travesías by Marcelo Guajardo

autor:Marcelo Guajardo [Gómez, Simonetti, Montero y Guajardo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Educación, Pedagogía
editor: SM Chile
publicado: 2017-03-04T00:00:00+00:00


ROCA EN EL AGUA

MARCELO GUAJARDO

Take me now baby here as I am

Pull me close, try and understand

Desire is hunger is the fire I breathe

Love is a banquet on which we feed

Patti Smith

Paga por la sopa

Construye un fuerte

Quémalo todo

Jean Michel Basquiat

1

El teniente García me llamó de madrugada. “Tengo a tu artista”, me dijo con voz segura, achispada levemente por el entusiasmo de su hallazgo. Y es que estábamos tras él desde hacía un año. Y mi ansiedad por encontrarlo estaba en su punto más alto.

Fue el verano del 2016 cuando vi por primera vez uno de sus grafitis. No eran como los demás, su trazo era suelto y creativo, el uso del color, la seguridad hecha a la velocidad de la huida y sobre todo aquel texto que lo acompañaba. Una frase que salía de toda normalidad, pero que al mismo tiempo interpelaba aquella normalidad. Textos con dos filos que no había leído en años, agrupados en la enigmática sigla SLMM, sin falsos retruécanos y ridículas filigranas de tag. No. La sigla estaba despejada, limpia, legible. El primero que vi fue en el lecho del río Mapocho, bajo el puente Loreto; unas figuras pintadas con gruesos brochazos negros, estaban juntas simulando una danza. Las figuras se tomaban de las manos y la técnica estaba tan bien lograda que al caminar las imágenes cambiaban de posición como si la danza realmente se ejecutase. En el trazo, además, quedaba plasmada la velocidad de su realización, lo que agregaba otro elemento más al talento del artista. Pero lo que realmente completaba la obra era el texto que la acompañaba, enigmático, sarcástico y lleno de significado: “Ronda de la pequeña república negra”, decía, y a continuación se leían las mayúsculas rectas ya citadas, SLMM. Me quedé observando el grafiti por largo tiempo, luego de eso lo fotografié y anoté el día y la hora de su avistamiento. Con los grafitis suele ser todo muy efímero y aquello que estaba contemplando perfectamente podía desaparecer en días, horas o incluso minutos.

Debo decir en este punto que dirijo una pequeña publicación de arte que, sin caer en falsa modestia, se ha granjeado un pequeño espacio dentro de la crítica nacional. En ella, dedico cuanto puedo de mi tiempo al arte y sus realizadores.

El asombro del primer grafiti se repitió algunas semanas después. Era un espacio apenas visible entre dos sucursales de bancos muy bien iluminadas. Era una franja vertical de un hormigón pulido de unos diez metros. Menciono la altura porque tiene que ver con la forma que el artista resolvió el uso del espacio. Una gigantesca figura con traje y corbata sostenía los hilos de dos marionetas, igualmente vestidas, que sostenían otras cuatro marionetas que, a su vez, sostenían a otras seis marionetas. La luz de las vitrinas se posaba en las figuras oscuras, lo que daba la impresión de que las oscuras siluetas salían de la muralla. El autor había tenido muy presente el lugar de su trabajo, seguramente lo había estudiado durante meses. A diferencia



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.