Con dos tacones by Celia Blanco

Con dos tacones by Celia Blanco

autor:Celia Blanco [Blanco, Celia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Sexualidad
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00


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CUANDO LA PRINCESA ES INDISCRETA

El acto sexual es uno de los momentos más íntimos de la persona. Da igual el número de participantes, la norma no escrita que más se mantiene es la de la confianza entre los implicados, la responsabilidad y respeto por cada uno de ellos. Y la discreción. Es fundamental mantenerla respecto a cuanto acontezca en el momento en el que dos o más personas tienen esas relaciones sexuales.

Y como en todas las reglas, normas o costumbres, también aquí nos las saltamos. Muchas mujeres se sienten atraídas por la posibilidad de tener encuentros sexuales en lugares públicos, a la vista de todos o simplemente desean ser lo que otros miran. Por supuesto, siendo amantes de una o más personas. El exhibicionismo también forma parte de las predilecciones sexuales.

Y, naturalmente, de las fantasías.

Se denomina dogging a las relaciones entre heterosexuales que son esporádicas y se practican con desconocidos en lugares públicos. El término, acuñado en Reino Unido en la década de los setenta, describía la práctica de personas que buscaban a las parejas que hacían el amor al aire libre. En un principio, los protagonistas ni siquiera eran conscientes de que eran espiados. Y el término se refería a ese mirón o mirona que se excitaba viendo a otros en plena faena. Se quedaron cortos. En pocos años, muchos amantes espiados empezaron a reconocer que se excitaban sabiendo que eran observados por desconocidos. Les gustaba escenificar y representar sus dotes amatorias. Se sentían estrellas de su propia película pornográfica. Por eso el término dejó de referirse a los voyeurs para denominar a los espiados.

La noticia corrió como la pólvora.

Y aparecieron las excusas: todas las que hemos tenido una mascota sabemos que pasearlo (dogging) es un pretexto fantástico para volver a la calle después del toque de queda de los padres, conocer todos los perros del barrio y, lo que es mejor, a sus dueños.

Pasear al perro era la manera coloquial de decir que te gustaba que te vieran mientras tenías sexo. Así que pasearon a sus mascotas y, con la excusa, triunfaron. Todo en un entorno natural precioso.

Y con público.

Los lugares donde se practica el dogging son muy variados y numerosos. Seacroft Marsh es una reserva natural de unas ciento veinticinco hectáreas perteneciente al distrito de East Lindsey, en el condado de Lincolnshire, en la costa este de Inglaterra y bañada por el mar del Norte. Famoso por sus dunas y las especies de aves que lo habitan, es un punto de reunión de numerosas familias y colegios. Pero también de los amantes del dogging, que se dan cita en Seacroft Marsh para sus aventuras sexuales al aire libre con público familiar incluido. La situación ha llegado a un punto en el que las autoridades británicas han tenido que tomar cartas en el asunto, para evitar los encuentros entre proles enteras con los amantes, que disfrutan con la posibilidad de ser pillados in fraganti por cuantos pasean por allí, prismáticos en ristre incluidos.

El crossing es la versión homosexual de estos encuentros al aire libre.



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