Chicas de nieve y cristal by Melissa Bashardoust

Chicas de nieve y cristal by Melissa Bashardoust

autor:Melissa Bashardoust [Bashardoust, Melissa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-12-31T16:00:00+00:00


Mina permaneció de pie en la capilla, rodeada de trozos de vidrio roto. No había sido su intención desquitarse así, pero el miedo y la ira que crecían en su interior habían exigido alguna clase de liberación, algo que ahogara el silencio de su corazón. Dado que Lynet ahora sabía la verdad, ya no tenía motivos para reprimirse.

La capilla era oscura y silenciosa, pero aún podía oír el eco que generó el vidrio cuando se rompió, aún podía ver la expresión horrorizada en el rostro de Lynet, la mirada que le daría a un extraño aterrador. Y quizás, ella era una extraña: había guardado muchos secretos a lo largo de los años, ya fuera por la seguridad de Lynet o por la propia.

Pero sabía que algún día ocurriría. En el instante en que Mina había visto cuánto había crecido Lynet —la misma noche en la que había visto la primera hebra gris en su propio cabello— supo que aquella desilusión sería inevitable. Sabía que la veneración infantil de Lynet no podía durar para siempre, y que cuando creciera lo suficiente para ver a Mina —para ver directo su corazón—, ella solo sería capaz de odiarla. Debería haber estado mejor preparada para esa noche.

Mina frunció el ceño. Félix tardaba demasiado. Ya debería haber regresado con Lynet. Había atrapado presas más difíciles que una chica asustada, aunque ella era habilidosa para esconderse. Mina sintió el mismo miedo frustrante aumentando en su interior que había experimentado antes de destrozar la ventana, pero ahora ya no había más vidrio que romper.

Tengo que ganar el favor de Lynet, pensó Mina. Cuando Félix la trajera de vuelta, le explicaría todo e intentaría ser la madrastra que Lynet siempre había conocido…

Pero incluso mientras el pensamiento aparecía en su mente supo que era imposible. Era demasiado tarde. No habría otras oportunidades u otros roles más que los que habían sido asignados para ellas desde el comienzo: la reina amargada y envejecida, y la princesa dulce y joven que estaba destinada a arrebatárselo todo.

Oyó que Félix regresaba antes de verlo: escuchó que caminaba a paso normal, rápido y corto, así que ni siquiera se sorprendió cuando apareció solo en la entrada.

—¿Dónde está? —susurró Mina.

Él movió la cabeza de lado a lado; la luz que ingresaba a través de las ventanas rotas hacía que los ojos oscuros del hombre resplandecieran con una intensidad escalofriante.

—No lo sé.

Mina alzó su falda y caminó sobre vidrio roto para llegar a Félix y, cuando lo hizo, tomó el rostro del hombre con las manos y buscó respuestas en sus ojos ilegibles.

—Félix, ¿qué quieres decir? ¿No pudiste encontrarla?

Él intentó apartar la mirada, pero ella lo mantuvo en su lugar mientras una expresión avergonzada y triste comenzaba a llenar los ojos del cazador.

—No —respondió él—. No pude encontrarla.

Mina lo soltó y enterró el rostro en sus propias manos. Si ella fue con Nicholas…

—Continúa buscándola —le ordenó, y quitó las manos de su propio rostro—. Busca especialmente entre los árboles. Yo revisaré los aposentos del rey. Debemos encontrarla.



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