Catwoman: soulstealer by Sarah J. Maas

Catwoman: soulstealer by Sarah J. Maas

autor:Sarah J. Maas [Maas, Sarah J.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-10-31T16:00:00+00:00


17

Se habían marchado.

Le habían vencido y habían desaparecido a toda velocidad.

Luke estaba tan enfadado que esa noche no pudo dormir. Ni la siguiente. Fue mejor que tener su pesadilla habitual, sí, pero no le había ayudado que el vídeo siguiera reproduciéndose en las noticias. La imagen de las tres entrando en el salón de la gala pavoneándose y luego la de Catwoman saltando por la ventana al tiempo que levantaba el dedo corazón de cada mano hacia él.

Tampoco le ayudaba pensar que no había logrado proteger a aquellas personas asustadas en el salón de baile.

En la planta menos siete, Luke gruñía mientras saltaban chispas del segundo agujero que estaba reparando en las alas de su traje. Los ataques de Ivy habían sido certeros.

Y se había colocado delante de ellas como si fuera el maldito objetivo del tiro al plato.

Las enredaderas se habían marchitado y habían muerto antes de poder llevarlas al laboratorio para analizarlas. Pero por la manera de moverse, por cómo Ivy las había dirigido… ¡Por Dios! A lo mejor los rumores eran ciertos y aquella mujer no era del todo humana. Bruce nunca había podido confirmarlo, no en el único breve encuentro que había tenido con Ivy, pero en el expediente que había sobre ella en la Batcueva se consideraba una posibilidad.

Luke no quería plantearse qué fuerzas poderosas podían codiciar aquellas habilidades que pudieran convertir a Poison Ivy en algo peor de lo que ya era.

Sonó el timbre, atronando por encima del zumbido del soldador, y Luke apagó la máquina mientras se subía la máscara de soldar a su cabeza sudorosa.

—¿Qué pasa? —preguntó por los altavoces empotrados en la pared y el techo de la sala vacía.

—Ha venido la señorita Vanderhees a verle.

Luke se estremeció.

—Está en su oficina del piso undécimo —aclaró su empleado—. Le he informado de que está ocupado, pero ha dicho que no le importa esperar.

El joven soltó un gruñido. ¿Qué narices querría?

—Dile… —Si le decía que estaba demasiado ocupado, probablemente volvería. O iría a verle a su casa, lo que podría llevarla a ir tras él en horarios raros, lo que tal vez la llevaría a empezar a preguntarse qué era lo que lo mantenía siempre fuera de casa.

Suspiró.

—Dile que estaré arriba dentro de quince minutos. Gracias.

Estaba cubierto de sudor y mugre suficiente para merecerse una ducha. Había una en el baño de allí abajo, así como ropa para cambiarse…, un buen traje, por si su padre le llamaba para una reunión.

—De acuerdo, señor Fox.

Luke logró llegar arriba en doce minutos, con su traje gris carbón un poco ajustado en los hombros. Había conseguido aumentar su musculatura en los últimos meses; tendría que llevarlo al sastre.

Estaba colocándose bien los gemelos de la camisa color violeta cuando entró en su despacho, que ocupaba toda una esquina de la planta, y se encontró a Holly esperando en una de las sillas delante del escritorio inmaculado.

Se había asegurado de que solo hubiera informes de empresa aburridos e invitaciones a fiestas amontonados a un lado del escritorio, cuya



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