Catriona by Robert Louis Stevenson

Catriona by Robert Louis Stevenson

autor:Robert Louis Stevenson [Stevenson, Robert Louis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 1893-01-01T05:00:00+00:00


XVII. El memorial

Apenas salió la última palabra de la bendición de la boca del ministro, cuando ya me tenía Stewart cogido del brazo. Fuimos los primeros en salir de la iglesia y fue tan expeditivo en sus trámites, que nos encontramos a solas, entre las cuatro paredes de una casa, antes que la muchedumbre de los fieles hubiera empezado a llenar la calle camino de sus casas.

—¿Llego aún a tiempo? —pregunté.

—Sí y no —me contestó—. La vista ha concluido; el jurado continúa sus deliberaciones y tendrán la amabilidad de darnos a conocer su punto de vista mañana por la mañana; lo mismo que yo podría haber dictaminado hace tres días, antes de que la farsa hubiera comenzado. La sentencia era pública desde el principio. El acusado la conoce. «Podéis hacer lo que queráis por mí —me susurró hace dos días—. Por lo que el duque de Argyle acaba de decir al señor Macintosh, ya sé mi destino». Oh, ¡ha sido un escándalo!

«El gran Argyle, que iba delante, ha hecho tronar los cañones y fusiles», y hasta el macero gritaba «¡Cruachan!». Pero ahora que vuelvo a teneros aquí, no voy a desesperar. ¡La encina sobrepujará aún al mirto! Batiremos a los Campbell incluso en su propia ciudad.

¡Quiera Dios que pueda ver ese día!

Se movía a grandes pasos, lleno de excitación, vaciaba sus valijas sobre el suelo, para que yo pudiera cambiarme de ropa y me importunaba con sus atenciones en tanto me mudaba. Qué era lo que aún podíamos hacer y cómo podía llevarlo a cabo, eso nunca me lo dijo y, hasta creo, que ni se había parado a pensarlo. «¡Aún batiremos a los Campbell!» No salía de ahí. Y me vi forzado a reconocer cómo este juicio, que tenía todas las apariencias de un proceso legal, era fundamentalmente una pelea de clanes, entre clanes salvajes. No creía que mi amigo, el abogado, fuera uno de los menos salvajes. Quién, que nada más le hubiera visto en una sesión ante el juez ordinario o siguiendo una pelota de golf o; manejando sus palos en un campo de golf de Bruntsfield, podría haberle reconocido como la misma persona que ésta de ahora: un hombre de clan, voluble y violento.

Los asesores de James Stewart eran cuatro hombres: el sheriff Brown de Colstoun y el sheriff Miller, el señor Robert Macintosh y el señor Stewart hijo, de Stewart Hall. Los cuatro habían convenido cenar con el abogado después del sermón y yo fui, con mucha solicitud, incluido en tal reunión. En cuanto se extendieron los manteles y el sheriff Miller hubo combinado con buen arte el primer ponche, se abordó el tema que nos concernía a todos. Yo hice una breve exposición de mi captura y mi cautiverio y, a continuación, fueron examinadas, una y otra vez, las circunstancias del crimen. Se recordará que era ésta la primera ocasión en que hacía un relato completo ante hombres de leyes o que lo dejaba en manos de abogados; el resultado fue muy desalentador para ellos, y (debo decirlo) decepcionante para mí.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.