Caballero Jack by Anne Lister

Caballero Jack by Anne Lister

autor:Anne Lister [Lister, Anne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1823-12-31T16:00:00+00:00


1823

Viernes 10 de enero (Halifax)

A las once, mi tía y yo nos fuimos en la calesa a Pye Nest (…). Estuvimos media hora con la Sra. E. y su hija, Delia, e hijos, Charles, Henry y Thomas. Un triste y vulgar grupo. No dije nada, pero mi tía lo proclamó tan pronto como estuvimos fuera de la casa. Pensé que lo haría. El sirviente entró con su chaqueta de lino y el mandil puesto.

Miércoles 29 de enero (Halifax)

Fui a Northgate. Mi padre, ausente desde las doce en una reunión de tasación de impuestos. Estuve con Marian hasta las 3.50 (…). Cree que el dinero para gastos domésticos solo será ahora de alrededor de 8 libras al mes, en lugar de 10 como al principio. Le aconsejé, fundamentalmente, que consiguiera que mi padre le diera 10 chelines por semana como dinero de bolsillo cuando él resuelva las cuentas semanales. Eso serán 26 libras al año, con lo que ella cree que puede arreglarse.

Jueves 30 de enero (Halifax)

Visité a los Saltmarshe. Estuve cuarenta minutos con Emma Saltmarshe. Le dolía la cabeza y no se encontraba bien, pero me habló del espléndido baile y cena de la otra noche en casa de los Moore en Northowram Hall. Los invitados estuvieron forzados a subir y bajar la colina a pie. Los caballos no podían mantenerse en pie. Por un pelo se zafaron muchos. El Sr. Pollard se quedó toda la noche. No se atrevió a volver. Alrededor de sesenta personas allí. Magnífica cena. Todo de Liverpool, incluso los pasteles. Un espectáculo magnífico nunca dado aquí. Aunque fue superado por el baile y cena en casa del Sr. James Rawdon, de Underbank, el lunes pasado. Veinte clases distintas de vino. Todo tipo de frutas: francesas, portuguesas, etc. Ninguno de los visitantes vio nunca algo tan espléndido. Ochenta y cinco invitados. Cuarenta y dos se quedaron toda la noche. Dos damas por cama. Los señores en un cuarto (el almacén), lo que Emma llamó «la residencia». Muy cómoda. El suelo cubierto por pequeños colchones, uno por caballero, y abundante ropa de abrigo o ropa de cama. Cuarenta y cinco se sentaron a desayunar la mañana siguiente. Muchas apuestas y juegos de azar. No mucho whist; nada salvo cortos y loo[144] de naipes escoceses toda la noche hasta las diez de la mañana siguiente.

Sábado 15 de febrero (Halifax)

Carta de M (Lawton) (…). No sé por qué. Comienzo (a no tener) el interés suficiente en sus cartas. Quizá me satisface más pensar poco sobre el tema y, con certeza, no está de forma constante en mi cabeza. ¿Cómo terminará todo esto? Si me encontrase con alguien que me conviniera plenamente, creo que apenas lamentaría estar atada. Ah, que no sea así. ¿Cómo terminará todo?

Domingo 16 de febrero (Halifax)

Paré en casa de los Saltmarshe (…). Hablé, sobre todo, en favor de la Srta. Pickford. La consideran triste y masculina. La llaman Frank Pickford. Asusta a Emma y parece disfrutar haciéndolo. La Srta. Pickford es, sin duda, como una señora de buena familia e inteligente, nada de lo cual Emma, o la gente aquí, puede aspirar.



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