Blackout by Dhonielle Clayton

Blackout by Dhonielle Clayton

autor:Dhonielle Clayton
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788418594861
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2021-07-29T00:00:00+00:00


—¿Y ahora adónde vamos? —se queja mientras lo arrastro por la escalera hasta el primer piso—. La aplicación dice que veintiocho minutos.

Nos agachamos en la oscuridad. Se oye el tintineo de mis pulseras. No debería haberme puesto tantas esta noche. Los arcos de mármol blanco del Astor Hall se curvan por encima de nosotros. Diminutos círculos de luz bailan en el techo y parece que estemos atrapados en una gran cueva.

—Qué bonito, ¿verdad? —Miro hacia arriba, aunque lo he visto más de mil veces. Pero nunca así. Puede que me guste aún más en la oscuridad.

Recuerdo que los ruidos de la gente moviéndose de un lado a otro resonaban en toda la sala. El silencio es hermoso.

—Estás a punto de ver todo tipo de mármol. Arcos y esas cosas en Europa. —Hace un ruido como de ronquido.

—Tienes un gusto horroroso. Por eso no lo aprecias. Nunca lo has apreciado.

—Simplemente no me interesa toda esa mierda pija, como a ti. Nuestra biblioteca de Bed-Stuy nunca te bastó. Siempre me arrastrabas hasta aquí.[7]

—Es mi lugar favorito de toda la ciudad. Lo sabes.

—Lo sé. Llevo dos semanas quedando aquí contigo.

No me giro para mirarlo con el ceño fruncido mientras empiezo a subir la escalera. Aquí hay muchas historias. Siempre me parece como si todas las palabras de todos los libros se filtraran de alguna manera en el latón, la madera y el mármol haciendo que el lugar fuera mágico. Que fuera un lugar al que venían los amantes de los libros, un lugar donde nacían narradores y escritores, un lugar en el que nada importaba salvo el «¿y si…?».

—Perdonad. Vosotros dos… ¡DETENEOS inmediatamente! —grita una voz, que llega seguida del potente haz de una linterna—. ¿Qué estáis haciendo aquí?

Tristán levanta la mano para tapar el haz de luz.

—Vale, vale. —Hace una mueca y me susurra—: Te dije que pasaría.

—La biblioteca ha cerrado hace horas. Estáis violando una propiedad privada —dice el hombre blanco con la cara muy roja levantando el teléfono, sin duda para llamar a la policía.

Doy un paso por delante de Tristán.

—Perdone, señor, me he dejado la mochila en el segundo o en el tercer piso. No lo recuerdo exactamente. Pero la hemos estado buscando por todas partes.

—Tendrás que buscarla mañana, cuando la biblioteca vuelva a abrir —me contesta, enfadado.

—Pero tengo dentro la cartera y todas mis cosas. Las llaves de casa. No podré llegar a casa con el apagón —le miento.

Se lleva las manos a las caderas, como si lo estuviéramos poniendo muy nervioso.

—Iré a buscarla.

—Pero no sabrá qué buscar.

—Dime cómo es.

Le suelto una descripción incomprensible.

Hace una mueca.

—Supongo que tienes razón, pero él —dice señalando a Tristán— puede esperar conmigo.

—Lo necesito —protesto.

Tristán reprime una risita y le doy un codazo.

—Me dan miedo los fantasmas —añado. Parpadeo como si fuera una chica indefensa y no pudiera andar en la oscuridad yo sola.

Un hombre sin pantalones pasa rápidamente por delante de nosotros.

—¿Qué demonios está haciendo usted aquí?

El guardia de seguridad empieza a gritar y a enfocarlo con la linterna. Sale corriendo detrás del hombre y nos deja solos.



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