Bajo la superficie by Mary Higgins Clark & Alafair Burke

Bajo la superficie by Mary Higgins Clark & Alafair Burke

autor:Mary Higgins Clark & Alafair Burke [Clark, Mary Higgins & Burke, Alafair]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-01T00:00:00+00:00


* * *

Cuando salió, Ramon estaba esperándola y le abrió la puerta trasera del Mercedes negro de Alex. Él iba dentro y llevaba un esmoquin.

—Estás impresionante —le dijo.

—¿En serio? Me he cambiado porque iba en camiseta, pero no tenía ni idea de que había que vestirse elegante. Tengo que madrugar mucho, Alex.

Él le cogió la mano y se la apretó.

—Finjamos que el mundo es normal por un rato.

«Normal». Solo habían pasado cinco días, pero Laurie ya no se acordaba de cómo era la normalidad. Había ocurrido lo inimaginable y ahora, día tras día, se descubrían preguntándose cómo seguir adelante.

Ramon giró a la izquierda por la calle Ochenta y seis, pasó la Tercera Avenida y giró a la derecha por la Segunda, dirigiéndose de nuevo al sur.

—Ramon, lamento ser la típica neoyorquina que pone pegas a la ruta, pero ¿dónde vamos?

Alex le dio un suave apretón en la rodilla.

—Seguro que te habrás dado cuenta de dónde estamos.

Laurie lo vio claro cuando Ramon volvió a girar por la calle Ochenta y cinco. Su piso nuevo estaba a la vuelta de la esquina. Ramon aparcó delante del edificio.

Al ver la expresión desconcertada de Laurie, Alex dijo:

—Solo tenemos que darle el visto bueno al diseñador sobre un par de retoques. Será un segundo, después salimos como te he prometido.

Laurie reconoció al portero de turno, Luis. Ya sabía que era de Puerto Rico y que tenía una hija de la edad de Timmy. Los saludó cordialmente con la mano cuando se dirigieron al ascensor.

—Poca gente se ve por aquí con ropa tan elegante. ¿Cuándo se mudan oficialmente?

—Pregúntele al contratista —respondió Alex. La mayor parte de los muebles que habían encargado para el piso ya habían llegado, pero los baños y la cocina aún necesitaban algunos retoques.

—Entonces, quizá no vuelva a verlos hasta el año que viene… —dijo Luis en tono irónico.

Laurie notó un cosquilleo en el estómago cuando Alex introdujo la llave en la puerta. Durante muchos años, habían estado Timmy y ella solos, mano a mano. Ahora añadían a Alex a la familia y mudarse a aquel piso era una parte importante de ese cambio. Ya estaban muy cerca de la meta.

Cuando la puerta se abrió, la sorprendió un olor a algo fresco y natural, una mezcla de fruta y almizcle. Alex encendió la luz del recibidor. El piso entero estaba lleno de flores. Rosas, lirios, orquídeas, tulipanes, narcisos. Blancas, amarillas, rojas, rosas, moradas.

En el salón, giró sobre sí misma despacio para regalarse la vista con lo que debían de ser al menos quince centros de flores.

—¿Ahora también regentamos una floristería?

Los hombros de Alex se sacudieron con la risita que soltó.

—¿Te acuerdas de que nos repartimos todas las llamadas que había que hacer?

—¿Cómo iba a olvidarlo? —La decisión de anular la boda había sido inevitable, pero cada llamada telefónica les había recordado cuánto les ilusionaba empezar una nueva vida juntos y cuán trágica era la situación de Johnny para que hubieran tenido que anular la ceremonia.

—Resulta que yo era el que tenía que llamar al Four Seasons para anular nuestra suite.



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