Alegres con esperanza by Francisco Varo

Alegres con esperanza by Francisco Varo

autor:Francisco Varo [Varo, Francisco]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-321-4112-6
editor: RIALP
publicado: 2019-03-26T00:00:00+00:00


La caridad nunca acaba (1 Co 13,1ss.)

62 — Si linguis hominum loquar, et angelorum, caritatem autem non habeam, factus sum velut aes sonans, aut cymbalum tinniens (ad Cor. I. 13, 1 — todo el capítulo)

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. (Epístola primera a los Corintios, 13,1 — todo el capítulo)

El canto a la caridad brota de la pluma de San Pablo en la segunda parte de esta carta primera a los Corintios. En el capítulo 12, como ya dijimos, estaba ocupándose del discernimiento de los carismas o dones espirituales. Ya habló entonces de la mutua compenetración existente entre unos y otros al servicio del cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, y, entre todos. Ahora, en el capítulo siguiente, se detiene para cantar las excelencias del don divino más sublime, que es la caridad 1. Compone un himno que constituye una de las páginas más hermosas del epistolario paulino para cantar la excelencia del amor.

Primero proclama la superioridad absoluta de la caridad sobre todos los dones, ya que si ella falta, todo lo demás pierde su razón de ser: Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, no sería nada. Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía (1 Co 13,1-3).

Cuando San Josemaría medita estas palabras, a la luz del conjunto de la enseñanza del Apóstol leída en la Iglesia, reflexiona enseguida acerca de las razones más profundas por las que es imprescindible el amor al prójimo por encima de todo. No es sólo cuestión de simpatías o afinidades, sino mucho más: 'Nuestro amor no se confunde con una postura sentimental, tampoco con la simple camaradería, ni con el poco claro afán de ayudar a los otros para demostrarnos a nosotros mismos que somos superiores. Es convivir con el prójimo, venerar —insisto— la imagen de Dios que hay en cada hombre, procurando que también él la contemple, para que sepa dirigirse a Cristo'. 2

Este fundamento teológico de la caridad, que supera y dignifica de modo eminente la inclinación humana hacia los demás, lo desarrolla San Pablo en los versículos siguientes al mencionar las características propias y las manifestaciones concretas de la caridad: La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta, no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad; todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad nunca acaba. Las profecías desaparecerán, las lenguas cesarán, la ciencia quedará anulada 3.



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