9788498059953 by Josep Lligadas

9788498059953 by Josep Lligadas

autor:Josep Lligadas
La lengua: eng
Format: epub
publicado: 2017-02-13T07:52:50+00:00


Cómo viví el Concilio

El Concilio Vaticano II lo viví como un momento de una gran esperanza, sobre todo entre los jóvenes y los no tan jóvenes (yo tenía 28 años). En Terrassa publicamos un boletín informativo, ciclostilado, del que llegamos a tener más de 100 subscriptores informándolos puntualmente de las novedades que el Concilio iba aportando. Y no solo eso, sino que los diversos movimientos juveniles establecieron una fraternidad que se manifestó en una ruta a pie a Montserrat para orar por el Concilio o en encontrarnos, semanalmente, en la misa matinal de las monjas que entonces llamábamos “de clausura”, una especie de refugio espiritual, entre otras iniciativas. Era un momento en el que, por lo menos en Terrassa, estábamos unidos los boy-scouts, los de la JOC, de la JIC, etc., en una plataforma que llamábamos Juventud Católica de Terrassa.

No era extraño que en el autobús, donde nos encontrábamos tres compañeros cada mediodía para ir a comer, las conversaciones girasen en torno a temas como “sabes qué ha dicho el cardenal Bea” o bien “sabes que hoy el Concilio ha aprobado un texto sobre el papel de los laicos”, etc. Y esto de pie y apretados como sardinas.

El liderazgo de Juan XXIII primero y de Pablo VI después, con la tarea difícil de llevar a la realidad tantas esperanzas, nos ilusionaba y nos animaban a ir hacia delante como laicos comprometidos.

En el momento en que se aprobó la Constitución sobre liturgia, las misas, ya en catalán, se realizaban de cara al pueblo, con una nueva estructura que no se parecía en nada a aquellas misas diarias de la parroquia donde la comunión se recibía a parte de la misa propiamente dicha, entre muchos otros cambios. Podríamos decir que había ganas de cambio, nos parecía que todo era nuevo, que todo era posible. Esperábamos, sobre todo, unos nuevos aires en la Iglesia; confiábamos en la colegialidad episcopal, la novedad que representaba el concepto de Pueblo de Dios, el papel de los laicos, el diálogo con el mundo, el ecumenismo, etc.

Un ejemplo de la prisa por poner en práctica el Concilio lo tenemos en el ecumenismo. En cuanto el Concilio terminó, tres o cuatro jóvenes de la Juventud Católica de Terrassa entramos en contacto con un pastor protestante y comenzamos a dialogar; nos parecía que sería fácil, pero mira por donde resultaba que se hizo evidente nuestra falta de formación teológica, todo lo que él nos decía de los protestantes lo encontrábamos fantástico, hasta el punto que nos dijo un día: si todo lo encontráis tan bien, ¿por qué no os hacéis protestantes? Pronto se acabaron los diálogos.

Recuerdo que cuando se implantaron los consejos pastorales parroquiales los jóvenes pro-Concilio nos incorporamos en el primero que se constituyó en nuestra parroquia, con ganas de cambiarlo todo y estimulados por un párroco y, sobre todo, un vicario que nos daban apoyo. El primer choque e importante fue con el centro parroquial que se había transformado en un club de baloncesto y, para cubrir gastos, en su local se había hecho de todo, hasta boxeo.



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