Yumi y el pintor de pesadillas by Brandon Sanderson

Yumi y el pintor de pesadillas by Brandon Sanderson

autor:Brandon Sanderson [Brandon Sanderson]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788419260031
editor: Nova
publicado: 2023-07-17T00:00:00+00:00


—Cuando estaba pintando esos tallos de bambú… me perdí en el ritmo. El tiempo pasó volando. Casi como si meditara.

—¡Así que tengo razón!

—Te equivocas —dijo ella—. No deberías estar haciendo nada. Pero… está bien de todos modos, me parece. —Miró con más atención lo que Pintor había hecho, tratar de capturar un rostro sobre el papel con las menos líneas posibles. Lo señaló y preguntó—: ¿Esa es Hwanji?

—Sí —respondió Pintor—. Es una técnica artística que sirve para practicar ver formas y líneas en todo lo que te rodea. La idea es plasmar a una persona con solo unos pocos trazos.

—Parece fácil —dijo Yumi—. Como si… no quisieras dedicarle todo el esfuerzo de un retrato de verdad.

—Es más difícil de lo que aparenta. Es como… como escribir poesía reduciendo al máximo el número de sílabas.

Yumi parecía escéptica.

—Es bonito, supongo. Pero sigo pensando que parece de vagos. Y no da la impresión de que pueda servir de mucho contra las pesadillas.

—No sirve.

—Entonces, ¿por qué…?

—Oye —la interrumpió Pintor—, que estoy intentando meditar.

Le guiñó un ojo.

La mirada que le devolvió Yumi podría haber puesto agua a hervir.

Así que, por supuesto, él hizo un dibujo rápido de esa cara: los labios, los ojos, la forma del mohín. Todo con trazos rápidos y floridos de pincel para evocar la imagen correcta. Un atajo artístico que se había convertido en una forma de arte en sí misma.

Yumi se lo tomó con filosofía. Era el tipo de pulla que Pintor sabía que no la molestaba, o… bueno, que la molestaba como debía. Si quería que Yumi le siguiera el juego, tenía que pincharla a ella, no a su posición ni a los espíritus.

Siguió pintando y tardó poco en abandonar las caras, para las que prefería tener modelos, y retomar su vieja costumbre. El bambú. Cuanto más familiares fuesen los movimientos, más le daba la impresión de que serían mejores para despejar la mente.

De algún modo, pasó una hora.

Cuando llegó Liyun, Pintor cayó en la cuenta de que había llenado el papel de bambú. Una parte de él se quedó un poco decepcionada, porque había confiado, a pesar de las palabras de Yumi, en que pintar llamaría la atención de los espíritus. Según Yumi, aunque era posible lograrlo mediante otras artes, la pintura no estaba entre ellas, que ella supiese.

Yumi lo miró a los ojos y echó un vistazo a su obra. Pintor casi pudo leerle la mente: una parte de ella también se había preguntado si sería posible. No hacía falta estar en un lugar del ritual para que los espíritus acudieran. Ese sitio era solo donde se apilaban las rocas, donde resultaba más fácil. Si la destreza en la pintura pudiera lograrlo también, una hora allí debería haber bastado.

O quizá su pintura no contaba como diestra.

En todo caso, había sido relajante. Pintor sonrió, apartó su decepción y se volvió hacia Liyun.

—Ha sido perfecto —le dijo—. Querré pintar así todos los días, por favor.

—¿Por qué? —preguntó la guardiana.

—Es la voluntad de los espíritus.

Aunque Yumi frunció el ceño al oírlo, Pintor creía estar diciendo la verdad.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.