El imperio del vampiro by Jay Kristoff

El imperio del vampiro by Jay Kristoff

autor:Jay Kristoff [Kristoff, Jay]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


»El hongo.

»Flores luminosas de mariespadas. Largos y retorcidos zarcillos de asphixias. Hinchadas pústulas de ventrimendigos y proliferaciones irregulares de sombraespinas. Tales eran los nuevos soberanos del bosque, los grandes señores de la decadencia, que construían castillos en las tumbas putrefactas de los reyes anteriores. Champiñones y setas venenosas, mohurdimbres y esporiblancas que cubrían el suelo, las flores o los árboles cadavéricos tan copiosamente que apenas se distinguía lo que había debajo.

»—Ishaedh —dijo Saoirse al enfilar el estrecho sendero embarrado.

»—¿Qué?

»La guerrera miró en mi dirección y meneó la cabeza.

»—Así es como lo llamamos, santo de plata. Ishaedh. La Plaga. Que tuerce y arruina lo que una vez era verde y frondoso.

»Miré a mi alrededor y me encogí de hombros.

»—Si solo son setas, chica.

»La guerrera puso mala cara.

»—Como vuelvas a llamarme “chica”, mañana te levantarás con los huevos en la boca, De León, te lo juro.

»—El sueño de cualquier contorsionista. —Bellamy esbozó una sonrisa sin dejar de andar fatigosamente por el frío.

»—¿Qué sabrás tú, bocazas? —masculló la guerrera.

»—Ah, eso se me da de per…

»La garganta se me cerró de pronto y un dolor agudo me atravesó el vientre. Me detuve en seco tambaleándome y resollé al notar que se propagaba por mis venas como si fuera fuego.

»—¿Gabe? —dijo Chloe, preocupada—. ¿Estás bien?

»Rebusqué en el bolsillo de mi abrigo, saqué la última botella de vodka y le di un largo trago para apurarla. La tiré, respiré hondo y asentí.

»—Mejor que nunca.

»Por supuesto, estaba mintiendo. Llevaba casi dos días sin fumar y había consumido ya un cuarto del vial de reserva que guardaba en la bota. La piel me hormigueaba y, pese al frío que hacía, estaba sudando. Pero no podía arriesgarme a dar otra calada todavía: no sabía cuánto más duraría la marcha por aquel bosque maldito ni cuándo encontraríamos más sangre vampírica.

»Los vampiros habían sido una auténtica plaga para mi existencia desde que alcanzaba a recordar. Y, ahora que necesitaba uno, no aparecían por ninguna parte. No nos topábamos con ninguno desde la refriega que habíamos librado en Winfael.

»Casi parecía que había alguien que me odiaba allí arriba.

»—Por el puto Redentor bendito…

»Chloe apretó los labios.

»—No blasfemes, Dior.

»—No —susurró el muchacho—. Mirad.

»Vi que una pálida sombra cruzaba el camino más adelante. Al principio creí que estaba soñando despierto, que la sed me provocaba alucinaciones. Pero no, allí estaba, cruzando las setas venenosas y las esporiblancas como un señorito orgulloso.

»Un ciervo.

»El tiempo aún era lo bastante cálido en el sur, en Sūdhaem, para la caza mediana, y los animales pequeños como zorros y conejos permanecían en el norte. Pero no había visto un animal tan majestuoso en años. Era de mi estatura, con músculos perfilados, piel marrón y una gran cornamenta. Bellamy sacó la ballesta en el acto y los demás nos quedamos petrificados. A pesar de la sed que tenía, la idea de un venado a la brasa casi acabó con mi agonía.

»El cantahistorias apuntó con cuidado. Contuve la respiración. La cuerda se tensó y liberó la flecha, que impacto en la garganta del animal.



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