Vas a ser mía by Anny Peterson

Vas a ser mía by Anny Peterson

autor:Anny Peterson [Peterson, Anny]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-05-01T00:00:00+00:00


21

THE BIG BANG THEORY

«Los perros vienen cuando se les llama, los gatos reciben el mensaje y te atienden después».

L. M. Montgomery

Me desperté sobresaltada.

—¡Corre a cambiarte! —me gritó Kai todavía con la baba colgando.

—¿Dónde estoy?…

—¡Llegaremos tarde a la fiesta!

¿Estaba de coña? ¡Tenía que probarme cinco vestidos y rayarme sobre cuál me quedaba mejor!, y una vez decidido… ¡volver a probármelos todos!

Doble trabajo porque eran muy distintos entre sí, pero al final elegí uno con el que parecía una mezcla entre C3PO y una mini Pamela Anderson menor de edad. Fuera coñas, ¡elegí el que más tetas me hacía, joder!, pero a cambio parecía un trofeo de cine andante…

—¡Sal de una vez! —me gritó Kai exasperado.

Cuando bajé las escaleras y lo vi completamente vestido de negro, por poco me echo a llorar. Estaba tan guapo que me di pena a mí misma. Era una combinación mortal…

Ahí fue cuando empecé a usar el humor de nuevo como mecanismo de defensa, porque mi vida era un chiste malo. Lo amenacé con no dejar de quejarme hasta llegar al Club, pero en el fondo me alegré mucho de recuperar cierta normalidad bromista entre nosotros, después de lo de la piscina…

«Pfff…».

No quería ni recordarlo porque se me paralizaría el cerebro. Esos besos… mamma mia… ¡Ese tipo de besos deberían estar señalizados! O te metías una hostia que te faltaba cielo para dar vueltas. Nuestra naciente amistad era mucho más importante que la sensación de deshacerme en su boca con una suavidad tan estudiada que… ¡Basta!

De camino al Club suena una canción en el coche y, a la tercera frase, Kai cambia de emisora a toda prisa. Es una que dice algo así como «te comería con pan y mantequilla…». Muy oportuna. Porque tenía hambre. Y de comida también.

En cuanto pisamos el Club subo corriendo a vestuarios para que Kit me maquille y me peine con honores. Ese vestido lo merece.

—¿De dónde lo has sacado? —⁠me pregunta alucinada.

—Me lo ha regalado Kai, por ayudarle hoy con la fiesta. Yo no entraba hasta las siete, pero llevamos todo el día por ahí ultimando detalles.

—Caramba —sonríe pilla—. ¡Tenemos nueva concubina en palacio!

—¡Qué vaaa…! Solo somos amigos. Los dos estamos de acuerdo en que liarnos sería una idiotez más grande que la Antártida.

—La Antártida se está derritiendo, querida…

—No ha sido un buen ejemplo.

—Yo creo que es perfecto… —⁠dice con picardía⁠—. ¡Que se prepare!, pienso dejarte imponente, y voy a aplicarte un pintalabios dorado que no se va ni con lejía. No vaya a ser que os dé por liaros y estropeéis mi obra de arte…

—Lo que tú digas… —Pongo los ojos en blanco, pero sonrío como una lerda al recordar nuestro beso y una posible reincidencia.

El resultado del don de Kit es realmente asombroso. Bueno, parezco marciana, pero estoy muy guapa. Aunque esa no soy yo. Nadie que me viera aquí, me reconocería andado por la universidad.

Cuando me junto con Vicky en la barra, nos ponemos a hablar acaloradamente sobre todo lo acontecido la noche anterior, como si ya fuésemos las mejores amigas.



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