Tal vez ahora by Colleen Hoover

autor:Colleen Hoover [Hoover, Colleen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-11-29T00:00:00+00:00

Aunque la canción es espantosa, su capacidad de improvisar me hace reír. Es evidente que tiene tanto talento como Ridge, aunque parece que lo oculta por alguna razón.

Deja la guitarra en la mesa y se acerca a la barra. Coge una servilleta de papel y se la coloca delante. Supongo que es su manera de poner la mesa.

—¿Alguna vez has tenido dificultad para escribir letras, o finges que no te salen por un tema de culpabilidad?

—¿Y de qué debería sentirme culpable? —pregunta él mientras se sienta frente a la barra.

—Tengo la sensación de que odias haber nacido con la capacidad de oír cuando Ridge no puede. Y que por eso finges que lo necesitas más de lo que en realidad lo haces, porque le quieres. —Le doy la vuelta al sándwich. Como no me contradice, sé que lo he calado.

—¿Ridge también lo piensa?

Me vuelvo para mirarlo a la cara.

—No lo creo. Creo que a él le encanta escribirte letras. No te estoy diciendo que dejes de fingir que serías capaz de escribir canciones tan bien como él. Solo quería que supieras que entiendo por qué lo haces.

Brennan sonríe, aliviado.

—Eres una chica lista, Sydney. Deberías plantearte hacer algo más con tu vida que preparar sándwiches para hombres hambrientos.

Riendo, levanto el sándwich con la espátula y se lo dejo sobre la servilleta de papel.

—Tienes razón: dimito.

Él le da un bocado mientras se abre la puerta de la calle. Es Bridgette, vestida con el uniforme de Hooters, que combina con una bolsa y una expresión malhumorada. Al vernos en la cocina, me saluda asintiendo con la cabeza, va directa a su habitación y cierra dando un portazo.

—¿Te ha saludado? —me pregunta Brennan, extrañado—. ¿Ha sido eso un gesto de amabilidad que no incluía usar el dedo corazón? ¿Ya no te odia?

—Qué va, podría decirse que es mi mejor amiga.

Me dispongo a limpiar la cocina, pero Bridgette grita mi nombre desde el lavabo. Brennan alza una ceja, como si estuviera preocupado por mí. Mientras me dirijo al baño, oigo mucho ruido dentro. Al abrir la puerta, ella me agarra de la muñeca, tira de mí y vuelve a dar un portazo. Volviéndose hacia la encimera, vacía sobre el lavamanos el contenido de la bolsa.

Se me abren los ojos como platos al ver cinco pruebas de embarazo, sin abrir. Bridgette me da una, coge otra y empieza a romper la caja frenéticamente.

—Date prisa —me apremia—. ¡Tengo que quitarme esto de encima antes de que me dé un ataque! —Saca el stick de la caja y coge otro test.

—Creo que es suficiente con uno para saber si estás embarazada.

Ella niega con la cabeza.

—Tengo que asegurarme de que no estoy embarazada o no podré dormir hasta que me venga la regla doce veces.

Cuando termino de abrir el segundo, ella abre el último y luego coge una taza que usa para enjuagarse la boca y la aclara en el lavamanos. Se baja los shorts y se sienta en el váter.

—¿Has leído las instrucciones? ¿Puedes mear en una taza sin esterilizar?

Sin hacerme caso, se pone a mear en la taza.

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