Solo un verano by Eleanor Rigby

Solo un verano by Eleanor Rigby

autor:Eleanor Rigby [Rigby, Eleanor]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-06-09T00:00:00+00:00


Capítulo 17

El arte de meter el dedo en la herida

Thiago

No sé si Airam es consciente de que, cuando hacemos un plan con su novia y su hermana, me está empujando subrepticiamente a intimar con Dácil. Y todo porque no sabe comportarse con normalidad cuando está con Leire.

Se desvive por evitar que se sienta incómoda y al final no se despega de ella en toda la noche. Por lo tanto, y si no quiero andar de sujetavelas, no me queda otra que ser el acompañante de Dácil. Cosa que no me habría molestado antes de ayer, por ejemplo, pero ahora se me complica un poco.

No tengo ni que cerrar los ojos para verla mirándome retadora, exigiéndome que la desnude y la lleve a ver las estrellas.

Si tan solo hubiera utilizado una metáfora así de poética, quizá no querría hundirme en la tierra cada vez que cruzamos las miradas. Pero tuvo que ser Dácil en estado puro, Dácil sin neutralizadores, y yo ni soy tímido ni soy de piedra. Soy una persona normal. Una persona que sabe que, entre el cero y el cien, hay infinidad de números, y no es necesario saltar del uno al otro en quince segundos. Porque eso es lo que da a entender, que o me odia a muerte o quiere convertirme en su príncipe azul.

¿Quién puede vivir así, joder?

Encima, se ha pintado los labios.

Aliens, llevadme pronto.

Me encantaría desentenderme por completo de sus pedidos, de sus labios, y actuar como si nada hubiera pasado. Dácil me lo está poniendo fácil —⁠para variar⁠— caminando un par de metros por delante con energía de cocainómana con mono. Mira de un lado a otro, como si no supiera a qué luz de neón conceder el honor de cegarla esta noche. Acecha en los pubs de referencia de Verónicas, como el Jumping, el Tramps o el Papagayo, esperando atisbar un ritmo musical ya desde la puerta que la incite a entrar sin pensarlo.

Es obvio que Dácil no nos necesita esta noche, lo que solo me pone más alerta. Estoy acostumbrado a que vaya por la vida sin asegurarse de que alguien la está siguiendo, pero hoy intuyo que va a haber problemas.

Quizá porque no se ha dirigido a Airam en ningún momento, y eso es un problema en sí mismo.

Verónicas forma parte de la ruta turística irónica que Airam ha trazado para mostrarle a Leire las zonas más maravillosas del sur. Digo «ruta turística irónica» porque aunque Airam y yo nos lo hemos pasado de maravilla bebiendo por Playa de las Américas, esta zona en concreto no es… cómo decirlo… especialmente segura. Se puede beber barato, eso sí, y es un punto de reunión clásico.

Leire, que está acostumbrada a pagar cincuenta pavos de entrada para las mejores discotecas de Madrid o doscientos euros la botella por un palco residencial, mira de un lado a otro sin tenerlas todas consigo.

—¿Qué te parece? —Oigo que le pregunta Airam.

—La verdad es que prefiero ir por un helado, o dar un paseo… o incluso sentarnos en el paseo marítimo y ver el mar —⁠admite Leire⁠—.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.