Si yo te contara by José Luis Gil Soto
autor:José Luis Gil Soto [Gil Soto, José Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Intriga, Aventuras
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-01T00:00:00+00:00
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LA INVITACIÃN
Armando preparó todo para ingresar el cheque de la comisión en su nueva cuenta del Deutsche Bank y asegurarse de que podÃa sacar la parte correspondiente a Erhard Milch y a Cora Yanuf cuando llegase el momento, sin llamar demasiado la atención. Al fin y al cabo, era ahora un hombre de negocios, aunque se tratase de asuntos bélicos y comisiones escasamente éticas.
Para limpiar su conciencia se convencÃa de que era algo circunstancial, una ocasión no buscada de la que iba a sacar provecho en pago por el desastre que habÃan provocado en su vida. Hasta hacÃa unas semanas solo tenÃa en este mundo a su tÃo Fabián, a Luz y a Elsa. Al primero lo habÃan matado y sobre Luz y la niña sobrevolaban preguntas no contestadas que le pesaban como una losa. ¿PodÃa estar seguro de que Luz supiese ya que él no habÃa muerto y que se encontraba en BerlÃn? ¿De verdad se habÃa hecho cargo Quiñones del mantenimiento de ambas y se encontraban cómodamente aguardando en ParÃs? A lo largo del dÃa se respondÃa a sà mismo de una manera y de la contraria según su estado de ánimo, pero siempre llegaba a la conclusión de que la falta de información, la incertidumbre, se debÃa a que no le habÃan desvelado la verdad a Luz para salvaguardar al máximo el secreto. Cuanta menos gente supiera que él ejercÃa de agente de los sublevados en BerlÃn, mejor. Mejor para ellos, pero no para él y para su familia.
La incertidumbre lo mataba, asà que ordenó el envÃo de una pequeña cantidad de dinero a su cuenta del Banco Urquijo a nombre de Rafael Dancausa y con un texto en que le decÃa que el ordenante era Armando Salinas, pero no pudo comprobar desde BerlÃn si Luz habÃa hecho movimientos bancarios. TenÃa la esperanza, eso sÃ, de que ella pudiera ver su ingreso y confirmarle asà que gozaba de salud, incluso económica.
Volvió al hotel para cambiarse antes de acudir a la sede de los ferrocarriles para hablar con el responsable de la carga del armamento para Amberes. Al entrar en el vestÃbulo, lo llamaron desde recepción para entregarle un pequeño sobre cerrado con un nombre en el membrete: E. Milch.
Subió a su habitación, se tumbó en la cama y lo abrió:
El señor Hermann Göring y su esposa Emmy dan una fiesta en la residencia del barón Hans von Habermann (Königsweg) y está usted invitado. Será mañana a las ocho. Le interesa asistir. Reciba un saludo. Erhard.
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