El almirante Mediohombre by Fernando de Artacho

El almirante Mediohombre by Fernando de Artacho

autor:Fernando de Artacho [Artacho, Fernando de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2015-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 9

El ataque de Vernon a Cartagena era seguro, se esperaba una poderosa flota enemiga que intentaría ganar la plaza sitiándola y dejando caer sobre ella una intensa lluvia de mortíferas bombas, aunque todavía era desconocido el número de los atacantes.

Don Martín de Sepúlveda y dos sargentos fueron los encargados de adiestrar a las milicias voluntarias de ciudadanos, les enseñaban el manejo de las armas, tanto las de fuego como las blancas; pero el capitán tenía claro que era más útil dedicarse a instruirles en el tiro con armas de fuego que en el manejo de la espada, ya que frente a ellos se iban a encontrar a diestro militares que llevaban años combatiendo a espada. Por lo tanto, aquellos hombres serían un apoyo a los militares profesionales, los colocarían en las fortificaciones, donde pudieran disparar y evitar la lucha cuerpo a cuerpo.

También estaba al mando de ochocientos indios, buenos cazadores y conocedores de las zonas pantanosas. Sus envenenadas flechas eran silenciosas y mucho más certeras que los estruendosos disparos de arcabuces que raramente daban en el blanco apuntado. Si los ingleses intentaban avanzar hacia la ciudad a través de los pantanos, los indígenas podrían causarles importantes bajas.

El 13 de marzo de 1741 los vigías de las murallas observaron la presencia de tres navíos ingleses en la bahía de Cartagena que enarbolaban desafiantes todas sus banderas. Inmediatamente se informó al virrey y a los mandos militares. Pero también la divisaron los ciudadanos desde sus altos miradores; entonces supieron que había llegado el temido día, debían aprestarse a la defensa de la ciudad.

La avanzadilla expedicionaria británica la componían los buques de guerra Wermouth, de setenta cañones, Experiment de cincuenta, y la fragata Spence; estaban bajo las órdenes del capitán de navío Knowles. Sobre las nueve de la mañana comenzó su misión expedicionaria, buscaban un lugar apropiado para el desembarco de tropas y el inicio del ataque por tierra y lo hicieron acercándose a La Boquilla, estudiando la posibilidad de tomar sus playas.

También debían examinar la profundidad de las aguas y encontrar un lugar para ubicar la escuadra sin peligro del fuego español; los ingenieros militares se encargaban de la mayor parte de estas labores. El 15 arriban barcos de gran calado frente a Playa Grande y dos días después lo hizo el resto de las tres escuadras al mando del almirante Vernon, asistido del contralmirante Chaloner-Ogle y el capitán Lestock.

El virrey Eslava y don Blas de Lezo seguían desde la muralla las maniobras de aquellas naves, junto a ellos estaban los altos mandos militares y las autoridades civiles.

—¡Ya los tenemos aquí, señor De Lezo! —dijo el virrey—. Hay que aprestarse a la defensa, todo lo preparado durante estos meses debe ponerse en marcha desde ahora mismo. General, dad las órdenes oportunas a las fuerzas militares de los castillos, fuertes y naves, sois el mando supremo de las mismas, y vos, señor alcalde, disponed que la población tome las medidas que se les han enseñado para esta ocasión. El lobo que nos



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