Queridos mallorquines by Guy De Forestier

Queridos mallorquines by Guy De Forestier

autor:Guy De Forestier [Forestier, Guy De]
Format: epub
Tags: nonfiction
editor: www.papyrefb2.net


10. HOMBRES Y MUJERES: LA «MADONA»

EN los años treinta y cuarenta Mallorca era un destino casi obligado para las parejas de enamorados catalanes. Pero poco a poco las agencias de turismo fueron ampliando su terreno y hoy nos visitan gentes de todo el mundo, y muchos de ellos ni siquiera están enamorados.

El resultado es que en Mallorca conviven estos visitantes fugaces, que no tienen tiempo de conocer a los isleños, y los mallorquines, que mantienen sus costumbres asimismo ajenos a un aluvión demasiado turbulento para que pueda dejar poso.

Aunque los hábitos externos hayan cambiado — seguramente más influidos por la televisión que por el turismo— los hombres y mujeres siguen manteniendo en Mallorca formas de relación personal, de comunicación, de contacto, y de organización familiar, que provienen de situaciones muy anteriores a la época turística.

Preguntada la conocida sicóloga Carlota Vich sobre cuáles eran para ella las cualidades más sobresalientes de la mujer mallorquína, contestó sin vacilar: la

curiosidad, la sensualidad y la astucia. Virtudes evidentemente ajenas a las turistas europeas y americanas que nos visitan.

Las relaciones entre hombres y mujeres, ya se trate de casados o de solteros, están a menudo marcadas por hábitos ancestrales, muchos de los cuales son consecuencia del pasado matriarcal de la isla. La madona es aquí una institución fundamental, uno de los pilares básicos de la estructura familiar —como ocurre en las regiones del sur de Italia con la mamma—, a la vez temida, respetada y a menudo venerada40.

La tradición familiar coloca al hombre en un discreto segundo lugar desde el que ejerce el poder de una forma a menudo simbólica, o como cabeza visible en las cuestiones de «relación exterior» de la familia:

«Les dones, una volta casades, eren majoria les que comandaven, no sois dins la casa, sinó fora d 'ella. (...) Els jornalers i missatges solien donar la setmanada o soldada completa a les seves respectives dones (...), i la dona li donava una quantitat per fumar i anar a prendre un cafetet o una copeta.

La majoria de dones, directores i caixeres del banc familiar, quan la familia havia de fer una despesa grossa, donaven els doblers a l'home perquè eli pagàs; era l'amo i eli, el pobre, encara a vegades s'ho creia. Conten a Son Servera que hi havia una dona de pinyol vermell que quan l home malgastava jugant els doblers que li havia donat ella, en arribar a ca seva li donava una bona massolada amb prou crider; ell, en poder-li escapar, anava al corral, agafava una camella i sortint a damunt el portal, si encara hi havia qualque veinada que escoltàs o persona externa que, al passar i sen-tint l 'escandalera s'hagués aturat, deia aquell parda-lot, mostrant la camella: "A propósito son los hombres para castigar a las mujeres", i torcant-se la suor, que encara duia de la pallissa, s 'aficava dins caseva dei-xant la camella darrera la porta perquè la dona no la ves»41

(«Las mujeres, una vez casadas, eran mayoría las que mandaban, no sólo en casa, sino fuera de ella.



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