Nosotros somos by Varinia Painivilo (Americavi)

Nosotros somos by Varinia Painivilo (Americavi)

autor:Varinia Painivilo (Americavi) [Americavi]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789563843361
editor: Penguin Random House Grupo Editorial Chile
publicado: 2022-05-11T00:00:00+00:00


Y así fue. Creo que anduve en el auto como unas dos o tres cuadras con los ojos vendados según calculo por el número de detenciones que eran o discos pares o semáforos. Después di algo así como unos ciento cincuenta pasos y perdí absolutamente la orientación cuando Diego me alzó en sus brazos.

Creo que sentí el sonido de un ascensor, pero no podía estar segura porque mi futuro esposo solo se dedicó a decirme miles de formas en la que me haría el amor y cómo mis pechos se veían irresistibles en el top que llevaba puesto.

—Tienes prohibido quitarte la venda hasta que yo te diga —susurró pasando los dedos por mi cuello antes de darme un beso en los labios y alejarse. Lo sentí cerca de mí, pero no pude ver nada a través de la venda que llevaba en los ojos.

Sus manos sobre mi abdomen me hicieron sobresaltarme cuando lo sentí en mi espalda, su erección pegando en la mía.

Tragué fuerte y contuve la respiración cuando los dedos de Diego se deslizaron por mi abdomen, subiendo por mis pechos que apretó ligeramente, para luego con la punta de las yemas acariciarme el cuello, envolviéndolo, excitándome también.

Su respiración en mi oído se volvió más irregular y quedé hipnotizada cuando sus manos llegaron a mi mandíbula haciéndome girar para poder besarme. De un suave tirón, la seda que cubría mis ojos cayó, dejándome muda.

Delante de mí se encontraba un amplio living iluminado por velas a su alrededor. Los amplios ventanales dejaban ver la ciudad iluminada en su apogeo.

—Bienvenida a nuestra nueva vida, Barbie —murmuró suave en mi oído.

—Pero... este no es el departamento que compramos...

Y claramente no lo era. Esto costaba un dineral... El doble o quizás el triple de lo que habíamos visto.

—Pero es el que querías. —Y con eso me hizo girar, agarrándome con ambas manos. Sentí cómo su erección daba justo en mi centro y por intuición me restregué contra ella, llevando mis manos a su pelo y mi boca a la suya, devorándola con deseo.



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