5X2= 9 by Regàs Pagès

5X2= 9 by Regàs Pagès

autor:Regàs Pagès
La lengua: spa
Format: epub
editor: Grupo Planeta
publicado: 2011-10-24T00:00:00+00:00


Todo el mundo había desaparecido. Ya no sonaba la música. Olga y el príncipe negro se besaban en medio de una soledad helada. Y entonces Olga entreabrió los ojos y se miraron largamente por primera vez. En cuanto Olga vio aquella obstinación, comprendió, por la extraña persistencia, por el tumulto interior que parecía haberlo invadido a él, que estaban atados para siempre. Pensó más tarde que incluso aquel día ya surgió un latido de miedo, como si hubiera una trampa en algún sitio y ella no pudiera escaparse de aquel príncipe que prometía ser su dueño y señor. Su salvador. No te preocupes, no te va a pasar nada, yo estoy aquí.

Si él era Dios, ella tendría que resignarse a no ser nadie. A no existir. Pero eso no lo pensaba en aquel instante. Sintió sin embargo, una punzada de alarma en algún lugar. O fue más tarde, cuando él contaba delante de ella a los amigotes que el día que la conoció le pareció la tía más fea del mundo. La tía más fea, y se descojonaba de risa, se desataban en él las risotadas del vampiro. Pero en el baile, sumida en el abrazo que la aislaba del resto del mundo, Olga no sabía que se abriría un abismo bajo sus pies. Tenía dieciocho años y el ímpetu del amor. Era muy alta y fuerte, no podía imaginar que el chico de la cazadora querría, con el tiempo, verla doblegada, pulverizada, convertida en cenizas.

Muchos años de desaprobación y sadismo han precedido a esta reunión mía con Olga. Nos presentan en esta sala acristalada llena de luz. Lo primero que percibo en ella es el cabello rojizo y la cabeza poderosa. Es muy alta y su cuerpo se recorta contra el paisaje de la gran ciudad que se dibuja a lo lejos, más allá de los ventanales. Olga ha llegado antes que yo y me parece que sus pasos son más firmes que los míos, frágiles y desorientados en estos días otoñales que me han encontrado más débil que de costumbre. En cambio siento como se alza en Olga una fortaleza titánica, a medida que me va contando su historia. Fuerza sin odio, eso me asombra después de tanto tiempo de soportar los castigos brutales de un maltratador psicológico. Pero un agresor abusivo va pasando del dominio emocional al físico. Había también golpes, patadas, pellizcos retorcidos, claro que había maltrato físico, aunque Olga lo menciona de pasada, tanto que ella llegó a dormir con un cuchillo oculto bajo la almohada.

Transcurrieron los años y todas aquellas humillaciones fueron creciendo hasta tener consecuencias devastadoras para Olga. Su carcelero la castigaba con la incomunicación verbal, le negaba el dinero para los gastos básicos, la aislaba del resto de su familia, controlaba sus conversaciones telefónicas. La despreciaba constantemente, la insultaba. No había autoestima posible para la víctima, ya no quedaba sangre en sus venas para reaccionar. Olga no era capaz de hablar de su vida de reclusa con sus familiares o amigas. Además, él nunca le permitía estar a solas con nadie.



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