Píllale el punto a la coma by Bård Borch Michalsen

Píllale el punto a la coma by Bård Borch Michalsen

autor:Bård Borch Michalsen [Michalsen, Bård Borch]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2019-01-01T00:00:00+00:00


Cuando llega la hora de puntuar,

sabes que eres el número uno.

Y a la gente de cada nación:

sentid el poder del punto y coma[3].

THE LONELY ISLAND (grupo de rap)

;

[EL PUNTO Y LA COMA]

SEPARA Y UNE; REMITE A LO QUE HA SIDO, APUNTA A LO QUE HA DE VENIR

El punto y coma provocó un duelo en París, y también una inocentada que desató la furia del público. En el libro El arte de la novela, Milan Kundera cuenta que hizo que despidieran a un editor que intentó sustituir sus puntos y coma por comas. Que nadie diga que el más hermoso de los signos de puntuación no levanta pasiones.

Desde un punto de vista objetivo y riguroso, no necesitamos el punto y coma. El punto es absolutamente imprescindible. La coma también realiza una tarea fundamental cuando queremos colocar pequeñas separaciones entre unidades de texto que no se pertenecen del todo las unas a las otras. Los dos puntos indican que algo viene a continuación; el signo de interrogación, que nos preguntamos algo; el de exclamación, que alzamos la voz. Pero ¿y el punto y coma? Uno puede pasar toda la vida sin poner un solo punto y coma, y, de hecho, conozco a muchos escritores profesionales que jamás recurren a él; sus textos resultan comprensibles y nunca he oído que les bajen el sueldo por no hacer uso del arsenal completo de signos de puntuación. El autor norteamericano Kurt Vonnegut lo expresó con suma claridad en una clase de escritura:

Jamás uses el punto y coma. Es un hermafrodita travesti que no simboliza nada en absoluto. Lo único que hace es señalar que has ido a la universidad.

Vonnegut está lejos de ser el único que desprecia el punto y coma. En los foros lingüísticos estadounidenses de Internet se llega a decir que es «femenino» y «homosexual», y el columnista Ben Macintyre, en el periódico The Times, incluso alude a la ley norteamericana no escrita que dice que los hombres «de verdad» no emplean el punto y coma. Michael S. Reynolds, en la biografía de Ernest Hemingway titulada Hemingway: The Homecoming (1992), recoge este comentario del famoso escritor:

Debo negarme a mí mismo numerosas pequeñas comodidades, como el papel higiénico, el punto y coma y las plantillas para los zapatos.

¿Por qué se negaba Hemingway todas esas cosas? Le preocupaba el hecho de que semejantes comodidades pudiesen poner en riesgo su fama de «macho». La hostilidad contra el punto y coma no es ni mucho menos exclusiva de los norteamericanos, aunque un escritor irlandés residente en Estados Unidos afirma haber encontrado la respuesta a esta cuestión en algo que considera una actitud muy particular por aquellos lares: los norteamericanos sienten aversión hacia los matices y la complejidad.

Sin embargo, parece ser que el punto y coma es bastante popular en algunas comunidades lingüísticas. El periódico sueco Språktidningen preguntó a sus lectores en 2012: «¿Cuál es tu signo de puntuación favorito?». El punto y coma se alzó con la victoria con un 23 % de los votos. El punto y la coma solo recibieron un 13 % cada uno.



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