Peter Pan by J.M. Barrie

Peter Pan by J.M. Barrie

autor:J.M. Barrie [Barrie, J.M.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: www.ebooket.com // eBooket
publicado: 2009-11-27T02:46:08+00:00


-¿Niño maravilloso?

Para disgusto de Wendy la respuesta que se oyó esta vez fue:

-Sí.

-¿Estás en Inglaterra?

-No.

-¿Estás aquí?

-Sí.

Garfio estaba totalmente desconcertado.

-Preguntadle algo vosotros -les dijo a los otros, enjugándose la frente sudorosa.

Smee reflexionó.

-No se me ocurre nada -dijo apesadumbrado.

-No lo saben, no lo saben -canturreó Peter-. ¿Os rendís? Por supuesto, por vanidad estaba llevando el juego demasiado lejos ylos bellacos vieron su oportunidad.

-Sí, sí -contestaron impacientes.

-Pues muy bien -gritó él-, soy Peter Pan.

¡Pan!

Al momento Garfio volvió a ser el de siempre y Smee y Starkey sus fieles secuaces.

-Ya lo tenemos -gritó Garfio-. Al agua, Smee. Starkey, vigila el bote. Cogedlo vivo o muerto.

Daba saltos mientras hablaba y al mismo tiempo se oyó la alegre voz de Peten

-¿Estáis listos, chicos?

-Sí -contestaron desde diversos puntos de la laguna.

-Pues dadles una paliza a los piratas.

La lucha fue breve y cruenta. El primero en cobrarse una víctima fue John, que subió valientemente al bote y agarró a Starkey. Hubo una dura pelea, en la que al pirata le fue arrebatado el sable. Se tiró por la borda y John saltó tras él. El bote se alejó a la deriva.

Aquí y allá surgía una cabeza en el agua y se veía un destello metálico, seguido de un grito o un alarido.

En la confusión algunos atacaban a los de su propio bando. El sacacorchos de Smee hirió a Lelo en la cuarta costilla, pero él fue herido a su vez por Rizos. A mayor distancia de la roca Starkey hacía sudar a Presuntuoso y a los gemelos.

¿Dónde estaba Peter a todo esto? Estaba persiguiendo una presa más grande.

Todos los demás eran chicos valientes y no se les debe echar en cara que se apartaran del capitán pirata.

Su garra de hierro trazaba un círculo de muerte en el agua, del que huían como peces asustados.

Pero había uno que no lo temía: uno dispuesto a penetrar en ese círculo.

Por raro que parezca, no fue en el agua donde se encontraron. Garfio se subió a la roca para respirar y en ese mismo momento Peter la escaló por el lado opuesto. La roca estaba resbaladiza como un balón y más bien tenían que arrastrarse en lugar de trepar. Ninguno de los dos sabía que el otro se estaba acercando. Al tantear cada uno buscando un asidero tropezaron con el brazo del contrario: sorprendidos, alzaron la cabeza; sus caras casi se tocaban; así se encontraron.

Algunos de los héroes más grandes han confesado que justo antes de entrar en combate les entró un momentáneo temor. Si en ese momento eso le hubiera ocurrido a Peter yo lo admitiría. Al fin y al cabo, éste era el único hombre al que el Cocinero había temido. Pero a Peter no le dio ningún miedo, sólo sintió una cosa, alegría, y rechinó los bonitos dientes con entusiasmo. Rápido como un rayo le quitó a Garfio un cuchillo del cinturón y estaba a punto de clavárselo, cuando se dio cuenta de que estaba situado en la roca más arriba que su enemigo. No habría sido una lucha justa.



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