9788498059939 by David Abadías

9788498059939 by David Abadías

autor:David Abadías
La lengua: cat, spa
Format: epub
publicado: 2017-01-30T10:09:42+00:00


I Concilio de Lyon (1245)

Celebrado en la ciudad de Lyon (Francia) fue inaugurado el 28 de junio del año 1245. Clausurado el día 17 de julio del año 1245. Convocado por el papa Inocencio IV (1243-1245). Asistentes: unos doscientos obispos. Temática: Sobre la libertad y la reforma de la Iglesia y la crisis política entre la Iglesia y el Emperador Federico II (1220-1250).

Antecedentes

A la muerte del papa Inocencio II (1216), durante el pontificado de Gregorio IX (1217-1241) las relaciones entre el Imperio y el papado volvieron a complicarse, ya que el emperador Federico II no quería que la monarquía papal se consolidara en prejuicio de su propio poder.

Siguiendo la dirección iniciada durante la reforma gregoriana los canonistas del siglo XIII continuaban fortaleciendo y legislando en favor de la plenitud del Sacerdotium por encima del Regnum, consolidando y fortaleciendo la plenitudo potestatis papal para defendera la Iglesia de cualquier injerencia civil, ya sea local, ya sea real o imperial. El canonista del siglo XIII Enrique de Sussa (inicios del siglo XIII-1271), siguiendo las directrices del papa Gregorio IX, fue el mayor exponente del rol superior de la Iglesia por encima de los poderes temporales.

La respuesta de Federico II a esta situación fue militar y política. Federico, ya desde tiempos de Inocencio III era rey del sur de Italia (Nápoles y Sicilia) y de la Italia meridional. Entonces empezó una campaña de conquista de las ciudades lombardas (a partir de 1237). Su intención era ir apoderándose de toda la península itálica, dejando a los territorios papales aislados y rodeados por las posesiones imperiales, ejerciendo entonces una evidente presión política sobre el papado, y frenando así cualquier pretensión de dominio espiritual por encima del temporal. Para frenar la ofensiva legal y canónica de la Iglesia, Federico usó la fuerza de las armas y la coerción.

El papa Gregorio excomulgó por dos veces a Federico. La primera el año 1227 bajo la acusación de no cumplir con la promesa de poner en marcha una nueva Cruzada contra los musulmanes. La segunda en el año 1239 ya más directamente relacionada con el creciente poder imperial sobre Italia. Mientras tanto Federico intentaba forjar una alianza con Enrique III de Inglaterra y Luís XI de Francia para frenar políticamente las crecientes pretensiones y usurpaciones políticas de la autoridad Pontificia. Federico también apeló a un Concilio General para frenar a Gregorio IX, alegando ante los cardenales que no quería ir contra la iglesia sino contra la figura de un Papa que se excedía en sus funciones y que tenía unas pretensiones que perjudicaban a la paz universal de la cristiandad. Entonces, de la parte imperial empezaron a salir acusaciones contra el Papa tratándolo de herético, de simoníaco, de hipócrita y, finalmente, de Anticristo.

Entre los años 1239 y 1241 todo se precipitó. Mientras el Papa confirmaba la excomunión de Federico y enviaba a sus legados a Germania para levantar la población contra el emperador, Federico de acuerdo con sus nobles y obispos no aceptó la excomunión e inició una nueva invasión de Italia.



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