Hadji Murat by Tolstói

Hadji Murat by Tolstói

autor:Tolstói
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras, Drama
publicado: 1912-01-01T00:00:00+00:00


No le escribí por el último correo, mi querido Príncipe, porque deseaba ante todo decidir qué íbamos a hacer con Hadji Murat, y porque durante dos o tres días no anduve muy bien de salud. En mi última carta le di cuenta de su llegada aquí. Llegó a Tiflis el 8. Al día siguiente le conocí, y durante ocho o nueve días he hablado a diario con él; he venido pensando en lo que podría hacer por nosotros en el futuro y, especialmente, en lo que nosotros deberíamos hacer por él ahora, ya que está sumamente preocupado por la suerte de su familia y dice con toda muestra de sinceridad que mientras su familia siga en manos de Shamil está paralizado y será incapaz de servirnos y demostrar su gratitud por la amabilidad con que le hemos acogido y el perdón que le hemos brindado. La falta de noticias respecto de los seres que le son queridos provoca en él un estado febril, y las personas que he designado para que aquí vivan con él me aseguran que no duerme de noche, apenas come, reza sin cesar y sólo pide permiso para pasear a caballo con varios cosacos, única diversión que le es posible y ejercicio indispensable para quien está desde hace largo tiempo habituado a ello. Todos los días viene a verme para saber si tengo alguna noticia de su familia, y me ruega que reúna en nuestros diversos frentes a todos los prisioneros que están en nuestro poder para proponer a Shamil un canje, al que él, por propia cuenta, añadirá algún dinero. Hay gente que se lo facilitaría para tal fin. Me repite continuamente: «Salve a mi familia y deme luego la posibilidad de servir a ustedes (con preferencia en la línea Lezguina, según su opinión), y si en el plazo de un mes no les presto grandes servicios, castíguenme como mejor les parezca».

Yo le he contestado que todo eso me parece muy justo, y que hay entre nosotros mucha gente que no tendría confianza en él si sus familiares permaneciesen en la montaña y no con nosotros en calidad de rehenes; que yo haré todo lo posible para congregar a los prisioneros en nuestros frentes, y que no teniendo derecho, de acuerdo con nuestros reglamentos, a darle dinero para el rescate de los suyos, además del que él mismo pueda agenciarse, quizá yo podría, sin embargo, encontrar otros medios de ayudarle. Después de esto le dije cándidamente que, a mi modo de ver, Shamil de ningún modo le devolvería a su familia; que quizá declarase abiertamente que sí lo haría, prometiéndole un perdón completo y la restitución de sus anteriores prerrogativas, y amenazándole, en caso de no hacerlo, con matar a su madre, a su esposa y a sus seis hijos. Le pedí que me dijera con franqueza qué haría si recibiera semejante propuesta de Shamil. Hadji Murat alzó los ojos y los brazos al cielo y me respondió que todo estaba en manos de Dios,



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