Luz perfecta by Marcello Fois

autor:Marcello Fois [Fois, Marcello]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ficción contemporánea
ISBN: 9788416537334
Amazon: 841653733X
publicado: 2018-01-01T04:00:00+00:00

Domenico tocó tres veces el timbre antes de abrir con sus llaves. En la casa encontró un extraño desorden, como si su padre hubiera renunciado a dormir tras varios intentos en vano y hubiera decidido salir, ir a dar una vuelta en la noche a la espera del amanecer. Pero teniendo en cuenta el terrible temporal que había socavado la paz era una hipótesis descartable.

Lo llamó dos veces: «¿Papá? ¿Papá?».

Ninguna respuesta.

En la casa reinaba una sensación de abandono temporal, como si el dueño hubiera dejado a medias las tareas debido a una urgencia. Un ruido en el semisótano, donde estaba la cocina rústica, hizo que se dirigiera a las escaleras que conducían hacia abajo.

La puerta estaba cerrada desde dentro. Llamó.

«¿Papá?», repitió sintiendo que su tono de voz se había vuelto estridente sin motivo, como si su garganta hubiera percibido un peligro que su mente aún no había descodificado. Forcejeó con la manija para comprobar si la puerta realmente se hallaba cerrada y cuando estuvo seguro de ello comenzó a empujarla, confiando en que al aumentar la fogosidad con la que trataba de abrirla fuera posible la operación. Pero la puerta resistía, atrancada. Dio un primer golpe con el hombro, sin resultado, y supo que ese extraño ruido que había oído, y que ahora oía mejor, era un chirrido de cables de amarre.

El espacio del descansillo era reducido, se necesitaba tiempo y fuerza para que la puerta cediera. Pero finalmente se abrió y se estampó contra la pared lateral, con un rebote que se le vino encima golpeándole los hombros. Ahora el ruido era más preciso y nítido: el balanceo en un árbol de un columpio, de esos que consisten en un neumático grande y una cuerda.

Mimmíu siguió pataleando todavía un segundo más antes de que Domenico, sin pensárselo dos veces, se lanzara sobre él. Lo agarró fuerte por las rodillas y lo elevó para aflojar la tensión del nudo. Sintió los pies de su padre brincando aún contra su pecho. Sintió la humedad ácida de la orina y la cre-mosidad pestilente de la mierda que le había ensuciado los pantalones. No se alarmó, se dijo a sí mismo que sosteniéndolo así, por encima de la cuerda en tensión, recobraría la respiración y se soltaría el nudo y él podría posarlo en el suelo y daría explicaciones. Pero Mimmíu no parecía responder a ninguna de esas expectativas. Había dejado de patalear. Cuando decidió soltarlo ya había pasado cerca de media hora.

Los sanitarios de emergencias lo encontraron extenuado, con los brazos y los hombros doloridos, pero sin una sola lágrima.

descargar

Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.