La venganza de Ramsay by Mia Sheridan

La venganza de Ramsay by Mia Sheridan

autor:Mia Sheridan [Sheridan, Mia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-06-18T16:00:00+00:00


15

Lydia

Tarareé con suavidad, estirándome antes de rodar sobre la cama y hundir de nuevo la cara en la almohada. Incluso con los ojos cerrados sabía que era de día por la brillante luz que inundaba la habitación. Entreabrí los párpados mientras escenas de lo que había ocurrido por la noche inundaban mi mente.

—¡Oh, Dios mío! —suspiré, incorporándome un poco antes de dejarme caer de nuevo sobre la almohada, ahora ya con los ojos bien abiertos, mirando el dosel que tenía encima.

Brogan había desaparecido, pero la forma de su cabeza seguía impresa en la almohada, a mi lado, por lo que supe que no hacía mucho tiempo que se había levantado. Sonreí al recordar sus brazos rodeándome, sus pies enredados con los míos, algo que notaba cada vez que despertaba en mitad de la noche. Nunca había tenido eso, y me había encantado. Disfruté con su calor, acurrucada contra él.

Cuando pensé en lo que había ocurrido, apreté las piernas, sintiendo un ligero dolor donde Brogan había estado. Noté también un aleteo en el estómago. ¿Me sentía incómoda? ¿Arrepentida? Quizá debería arrepentirme, pero no lo hacía. Solo me sentía maravillosamente satisfecha a pesar de la incomodidad física y de que mis piernas parecieran de gelatina. Y además estaba… en paz. Y eso que no había resuelto los problemas que enredaban mi vida. De hecho, por el contrario, solo había aprendido que todo era más complejo y difícil de lo que pensaba.

Me encogí un poco al recordar que había llorado en brazos de Brogan. Sin embargo, él tenía razón, solo había estado abrumada por la intensidad de lo que habíamos hecho, por los orgasmos alucinantes, por las emociones reprimidas, por las preocupaciones y problemas que por fin había aliviado con aquel mar de lágrimas. Nunca había llegado a llorar por nada de eso, y la presión llevaba años incrementándose. Aquella poderosa forma de hacer el amor había roto por fin la presa. Y aunque me sentía un poco avergonzada por esa parte, estaba segura de que era la razón de que me encontrara ahora tan bien. Limpia. Todavía más fuerte que antes.

Me levanté de la cama y abrí mucho los ojos al ver en el reloj que era casi mediodía. Anduve desnuda hasta el cuarto de baño, me lavé los dientes e intenté domar mi pelo para poder dar cierta apariencia de normalidad. Al darme cuenta de que era imposible, entré en la ducha. Suspiré cuando el torrente de agua caliente me relajó todavía más los músculos. Me estremecí mientras me lavaba el pelo y me depilaba, preguntándome si volvería a dormir con Brogan esta noche.

«Quería. ¡Dios, claro que quería!».

Pero también estaba nerviosa porque no sabía dónde nos ponía esto, y la preocupación por mi hermano seguía invadiendo mis pensamientos. Lo único que podía esperar era que Brogan lograra comprar algo de tiempo a Stuart, y que mi hermano considerara eso como una especie de oportunidad para reconducir su vida. Me sentía aliviada al saber que Brogan estaba dispuesto a hacer algo para ayudarlo.



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