La nueva vida de Valdi Bonetti by Mori Ponsowy

autor:Mori Ponsowy [Ponsowy, Mori]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789877380941
editor: Penguin Random House Grupo Editorial Argentina
publicado: 2022-12-22T00:00:00+00:00

Valdemiro no puede hablar. Trata de decir algo pero no puede. Ya tiene tres años. Abre la boca para pronunciar una palabra pero le sale un sonido que no es el que quiere y se calla. Busca expresar un deseo o un sentimiento, pero ni sus labios ni su lengua le responden. Cada vez que decide decir algo se agarra las manitos y se las retuerce: no lo dirá correctamente; tendrá que intentarlo muchas veces antes de que Azucena logre entender. Valdemiro no se equivoca de manera consistente. Los errores que comete son arbitrarios e impredecibles. A veces consigue pronunciar las vocales de la palabra que desea decir, pero otras, pronuncia solo el sonido de alguna consonante. A veces, ni la vocal ni la consonante pertenecen a la palabra que está pensando. Valdemiro se esfuerza. Se concentra antes de separar los labios... casi nunca le sale bien. Azucena lo lleva cuatro veces por semana a una terapeuta de lenguaje que sabe algo sobre la extraña enfermedad de su hijo. La terapeuta le pide que diga “sí”. Valdemiro responde pronunciando una “a” corta, cerrada. La terapeuta vuelve a decir “sí”. Valdemiro abre la boca grande y dice “ooo”. La terapeuta dice “mamá”. Valdemiro responde “muuuuu”. La terapeuta dice “papá”. Valdemiro responde “appp”. La terapeuta le toca los labios. A él no le gusta que se los toquen. La terapeuta le muestra, juntando sus propios labios, y tocando de nuevo los de él, cómo hacer el sonido de la “P”. “Pa-pá”, vuelve a decir, exagerando los movimientos de la boca. Valdemiro la mira. Valdemiro procura. Valdemiro dice: “aaa”. La terapeuta mueve las manos. Insiste en que los datos táctiles y gestuales ayudan a construir los caminos neurológicos necesarios para la planificación del lenguaje. Le ha dicho a Azucena que es importante que ella practique a diario las técnicas de estimulación. Azucena ha aprendido el lenguaje de sordos, aunque su hijo no es sordo. “Las manos en movimiento lo ayudan a recordar las palabras y a preparar la mecánica del habla”, dice la terapeuta. Azucena practica con su hijo ejercicios frente a un espejo durante horas. Azucena aplaude cuando él logra decir bien una sílaba y hace que la repita una, y otra, y otra vez. Los médicos le han explicado a Azucena que la apraxia no tiene cura: su hijo la padecerá siempre pero, si todos alrededor de él se esfuerzan, es probable que dentro de algunos años pueda hablar. Azucena dice “ca-sa”, y acompaña la voz con un gesto de las manos. Ha dejado de ser la mujer joven de aquel comercial de televisión: llega agotada al final de cada jornada pero, aun así, cada mañana una fuerza desconocida la impulsa a hacer todo lo que esté a su alcance para que Valdemiro pueda hablar algún día.

¿Cómo se hace para dejar de amar una persona? Valdi no sabe qué enfermedad tiene su hijo. Azucena se lo ha dicho mil veces, pero él lo olvida. Sigue diciendo que su hijo no habla, pero que algún día va a hablar.

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