Hablemos claro sobre el comercio mundial by Dani Rodrik

Hablemos claro sobre el comercio mundial by Dani Rodrik

autor:Dani Rodrik [Rodrik, Dani]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2016-12-31T16:00:00+00:00


Desigualdad buena y mala

En el Olimpo de las teorías económicas, el equilibrio entre igualdad y eficiencia acostumbraba a ocupar una posición destacada. El economista estadounidense Arthur Okun, cuya obra clásica sobre el tema se titula Equality and Efficiency: The Big Tradeoff, creía que las políticas públicas giraban en torno a gestionar la tensión entre esos dos valores. En fecha tan reciente como 2007, Thomas Sargent, economista de la Universidad de Nueva York, dirigiéndose a los estudiantes de la clase de último curso de la Universidad de California en Berkeley, resumió el saber de las ciencias económicas en doce principios breves, entre ellos estaban las contrapartidas[105].

La creencia de que para impulsar la igualdad se requiere sacrificar la eficiencia económica se basa en una de las ideas más apreciadas de la economía: los incentivos. Para ahorrar, invertir, trabajar duro e innovar, las empresas y los particulares necesitan perspectivas de mayores ingresos. Si la tributación de empresas rentables y hogares ricos reduce esas perspectivas, el resultado es menor esfuerzo y menor crecimiento económico. Los países comunistas, en los cuales los experimentos igualitarios condujeron al desastre, sirvieron como «prueba número 1» de la acusación contra las políticas redistributivas.

No obstante, en los últimos años, ni la teoría económica ni las pruebas empíricas han confirmado la presunta contrapartida. Los economistas han creado nuevos argumentos que muestran por qué un buen rendimiento económico no sólo es compatible con la justicia distributiva, sino que incluso es posible que la exija. Por ejemplo, en sociedades en las que hay una gran desigualdad y las familias no disponen de oportunidades económicas y educativas, el crecimiento económico es reducido. Por otra parte, están los países escandinavos, en los cuales es evidente que las políticas igualitarias no se han interpuesto en el camino de la prosperidad económica. En 2014, los economistas del Fondo Monetario Internacional presentaron unos resultados empíricos que parecían poner fin al antiguo consenso[106]. Descubrieron que una mayor igualdad va asociada a un posterior crecimiento a medio plazo más rápido, tanto entre países como dentro de estos. Por otra parte, las políticas redistributivas no parecían tener efectos negativos sobre el rendimiento económico. Al parecer, podemos estar en la procesión y repicando. Es un resultado sorprendente, más aún porque procede del FMI, una institución no conocida precisamente por tener ideas heterodoxas o radicales.

La economía es una ciencia que no puede alardear de haber descubierto demasiadas verdades universales, si es que ha descubierto alguna. Como sucede con prácticamente todo lo demás en la vida social, es probable que la relación entre igualdad y rendimiento económico sea más contingente que fija, dependiendo de las causas más profundas de la desigualdad y de muchos factores intervinientes. De modo que quizá el nuevo consenso que se está formando sobre los efectos perjudiciales de la desigualdad esté tan equivocado como el antiguo.

Pensemos, por ejemplo, en la relación entre industrialización y desigualdad. En un país pobre en el que el grueso de la población activa está empleado en la agricultura tradicional, es probable que el auge de



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