Fuego intenso by Joanna Wylde

Fuego intenso by Joanna Wylde

autor:Joanna Wylde [Wylde, Joanna]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-16550-63-0
editor: Libros de Seda
publicado: 2017-03-07T00:00:00+00:00


Capítulo 15

Ya había oscurecido cuando llegué a casa de Tinker. BB, uno de nuestros aspirantes, pasaba en aquel momento por delante para comprobar que todo estaba bien. Le hice un gesto al pasar y miré hacia la casa. Había luz en la habitación de ella y distinguí una silueta que se movía.

Genial.

Cuando llamé la primera vez, no respondió nadie. La noche era cálida, olía a flores y al humo lejano de los incendios. Por poco no le di con el pie a una copa de vino vacía que Tinker había debido dejar en el suelo del porche.

Su ritual de los domingos.

Siempre se sentaba allí a beberse su copa, a reír y a compartir confidencias con su amiga Carrie. Y también a volverme loco de lujuria, mirándome con aquellos ojos, lamiéndose aquellos labios y fingiendo que no había una bomba nuclear con temporizador latiendo entre nosotros. Incluso después de empezar a evitarme, no había abandonado su costumbre de los domingos por la tarde.

Y yo me aseguraba de que tuviera su espectáculo, por supuesto.

Siempre había mucho trabajo que hacer alrededor de su edificio y yo aprovechaba para quitarme la camiseta cada vez que la veía por allí. Mi polla latía frenética al pensar en aquel culito embutido en los shorts que a ella tanto le gustaban, por no mencionar el recuerdo del sabor de su boca…

Pronto la tendría debajo de mí.

Un deseo salvaje me quemaba por dentro y se intensificaba con cada metro que recorría hacia ella. Por primera vez me pregunté si Pic no habría tenido razón en lo de contenerme. No me sentía tierno, ni tampoco protector.

Quería follar.

Necesitaba follar esa misma noche.

Sí, seguramente haría que se cagara de miedo, y no, llegado este punto ya no me importaba. Ella estaba ahí dentro y no había puerta capaz de mantenerme fuera. No ahora que estaba tan cerca. Di un puñetazo al timbre, preguntándome si no me haría falta derribar la puerta a patadas.

Entonces oí cómo descorrían el cerrojo.

—Lo siento —oí decir a Tinker—, estaba arriba y…

Su voz se interrumpió al verme y no me molesté en disimular el deseo que me consumía por dentro. Llevaba un camisón vaporoso, como de seda, ajustado en la cintura, y el pelo recogido en una coleta que sería perfecta para que yo la sujetara mientras le daba por detrás.

Sentí que las bolas se me hinchaban hasta reventar y tragué saliva, pendiente de sus pezones, que se le marcaban en el camisón. Aquella finísima tela no hacía sino subrayar lo duros que se le habían puesto.

—Es un poco tarde —dijo ella.

—Es hora de que hablemos, Tinker —repliqué, consciente de que mi voz sonaba como la de un hombre de las cavernas y sin que me importara una mierda. Entré, la agarré por el brazo y la aparté para poder cerrar la puerta. Melocotones. Ahí estaba, como siempre, su perfume. ¿Olería también así su rajita?

Solo había una forma de averiguarlo.

Mi polla creció solo de pensarlo. Avancé muy lentamente hacia el salón de la casa, contando los pasos para mantener el control, hasta llegar a una mesa de color oscuro pegada a la pared.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.