Enemigos... y amantes by Laura Wright

Enemigos... y amantes by Laura Wright

autor:Laura Wright [Wright, Laura]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 11

Y la ganadora del concurso a la peor noche de su vida era… Olivia Winston.

Olivia, con mucho cuidado, echó un huevo en el hueco que había creado dentro de un bollo. Tres tazas de café y lo único que quería era volver a la cama. Pero no porque estuviera cansada sino para esconderse.

Había pensado que aquel trabajo sería fácil y lo estaba pasando fatal. Había subestimado a Mac y su deseo de vengarse de su padre. Y había sobrestimado su fuerza de carácter. Quería saber hasta dónde podía llegar Mac Valentine para vengarse de su padre y, básicamente, le había dado todas las armas que necesitaba.

Suspirando, le dio la vuelta al panecillo. Para empeorar las cosas, no podía negarse a sí misma que le gustaba Mac. Y mucho.

Sintió que entraba en la cocina sin volverse siquiera y le habría gustado darse de bofetadas por el deseo de volver a verlo.

—Buenos días.

—Buenos días.

Estaba muy guapo aquel sábado por la mañana, con un chándal oscuro y el pelo despeinado…

—¿Has dormido bien?

—No. ¿Y tú?

—Yo sí.

—Sí, claro, los hombres duermen pase lo que pase. Apagáis el cerebro… qué suerte.

—Quizá apagamos el cerebro, pero nada más. En serio, sigo preguntándome qué pasó anoche.

—Yo también. Mira, Mac, no sé si creo lo que me dijiste… que no sabías que Tim y yo nos conociéramos, pero estoy harta de preocuparme. Me he pasado demasiados años preocupada por el pasado. ¿Podemos olvidarnos de todo y concentrarnos en lo que intentas conseguir con los DeBold?

—¿Olvidarnos de todo?

—Sí. ¿Crees que puedes hacer eso?

—¿De verdad crees que tú puedes hacerlo? —le preguntó él.

Antes de que Olivia pudiera contestar, Harold y Louise entraron en la cocina.

—Buenos días —los saludó Harold.

—Buenos días —contestó Mac—. ¿Habéis dormido bien?

—Perfectamente. Algo huele muy bien, pero eso no me sorprende nada.

Olivia miró a Mac, que estaba mirándola a su vez, y luego se volvió hacia los invitados.

—Huevos en panecillo caliente, beicon y un buen café.

—¿Estás intentando engordarnos? —bromeó Louise.

—Por supuesto —contestó ella, poniendo dos tazas de café sobre la mesa—. Y espero que esto os dé energía suficiente para lo que tengo planeado.

—¿Y qué has planeado? —preguntó Mac.

—Ir a patinar sobre hielo.

Mac estuvo a punto de atragantarse con el café.

—¿A patinar sobre hielo?

—A patinar sobre hielo.

—¿Has oído eso, Harold? —rió Louise.

—Lo he oído, lo he oído.

Dando palmaditas como una niña, Louise gritó:

—¡Hace siglos que no patino!

—Entonces, quizá no sea tan buena idea… —empezó a decir Mac.

—¿Cómo qué no? Es perfecto. En nuestra primera cita, Harold y yo fuimos a patinar a un lago… detrás de la finca de mi abuelo. ¿Te acuerdas, cariño?

—Claro que me acuerdo —sonrió su marido—. Has hecho muy feliz a mi mujer, Olivia. Gracias.

—De nada. Bueno, vamos a desayunar.

Mientras los DeBold comentaban la excursión, ella se acercó a Mac y le dijo al oído:

—Tienes cara de susto.

—Y tú tienes cara de felicidad.

Riendo, Olivia tomó sus panecillos con huevo y los colocó en una bandeja.

—Ir a patinar sobre hielo es una idea estupenda. Ah, y luego he organizado una merienda…

—Yo no sé patinar —protestó Mac.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.