El sapiens asesino y el ocaso de los neandertales by Bienvenido Martínez Navarro

El sapiens asesino y el ocaso de los neandertales by Bienvenido Martínez Navarro

autor:Bienvenido Martínez Navarro [Martínez Navarro, Bienvenido]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2020-08-31T16:00:00+00:00


En estas dos estrategias se juegan su supervivencia las distintas especies. Cuando se tienen muchas crías, lo normal es que comiencen a ser autónomas pronto, con lo cual solo llegan al estadio adulto las más fuertes y resistentes, muriendo por el camino las más débiles, y produciéndose una selección natural normal en la que sobreviven los más aptos, tal y como indicó Darwin hace ya más de 160 años. Por ello, la pérdida de los menos aptos no es tan importante, pues permite que haya más recursos para los mejor adaptados, que tendrán así más facilidad de llegar a adultos y, a su vez, comenzar un nuevo ciclo de reproducción. Sin embargo, cuando la estrategia es conservadora y solo se tiene una cría por camada, la energía invertida en ella es tan alta que una pérdida supone una catástrofe descomunal para la madre y para la población en general. Por ello, es importante analizar qué sucedió en el Pleistoceno superior cuando Homo sapiens invadió los territorios ocupados por los neandertales.

El primer axioma que no se debe perder de vista, es que los neandertales habitaban unos territorios que a su vez estaban habitados por otras especies, de las que nos ceñiremos a los grandes mamíferos, grupo del que formamos parte los homininos, y especialmente veremos qué pasó con los ungulados y con los carnívoros.

Cuando indico que somos grandes mamíferos, no es un tema baladí, pues tenemos que considerar que formamos parte de la comunidad de grandes mamíferos allá donde nos encontremos. Los humanos no somos una especie apartada de la naturaleza, aunque en épocas recientes hayamos creado nuestros propios ecosistemas artificiales y pensemos que la naturaleza empieza donde acaban los cascos urbanos de nuestras ciudades y pueblos. Durante toda la prehistoria los humanos hemos sido una especie más, sí, singular, pero eso, una especie más que formaba parte de la comunidad de mamíferos dentro de cada ecosistema donde vivieron nuestros antepasados, ocupando un nicho ecológico y luchando por su supervivencia, tal y como hacen todas las demás especies.

Es por esta causa que no podemos hablar de guerra programada de exterminio hacia los neandertales, pero sí podemos hablar de desplazamiento de los neandertales hasta su extinción por parte de otra especie, la nuestra, en competencia directa por el aprovechamiento de las mismas fuentes de energía que, aparte de la dieta relacionada con la recolección de frutos y plantas silvestres, estaba directamente conectada con la caza de los grandes ungulados suministradores de enormes cantidades de carne y grasa necesaria para la supervivencia de las poblaciones de homininos. A partir de aquí podemos entender la lucha entre dos especies de superpredadores por el territorio de caza y la supremacía en la predación de los grandes ungulados.

La ocupación de las latitudes medias por parte del Homo sapiens solo fue posible aprovechando todos los recursos y, sin carne, es difícil sobrevivir en las latitudes medias del hemisferio norte, especialmente en invierno, pues en esta época del año hay pocos alimentos de origen vegetal al alcance de



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