Dioses y mendigos by José María Bermúdez de Castro

Dioses y mendigos by José María Bermúdez de Castro

autor:José María Bermúdez de Castro [Bermúdez de Castro, José María]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias naturales, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2021-03-23T16:00:00+00:00


Podríamos juntar las dos últimas piezas, como hicieron algunos colegas hace algunos años. Los neandertales y los humanos modernos tendríamos un origen común en África. Mientras que nuestros antepasados se quedaron en el continente africano, los ancestros de los neandertales se movieron hacia Eurasia. Pero, ya lo dije antes, no hay evidencias de ese viaje de los neandertales. Además, Homo antecessor es un inconveniente sobrevenido. Tiene que encajar en el puzle de alguna manera. Para empezar, recomiendo que dejemos de pensar en los continentes como unidades aisladas. Resulta que África y Eurasia están conectadas por una vasta región, que incluye diferentes territorios en los que hoy en día se ubican países como Irak, Israel, Jordania, Líbano, Siria o Turquía. Estoy hablando del suroeste de Asia o lo que muchos conocen como Próximo Oriente. En realidad, y desde un punto de vista estrictamente geográfico, esa enorme región representa la conexión directa entre África y Eurasia a través del Corredor Levantino. Este corredor y las tierras colindantes representan un verdadero cruce de caminos entre los dos grandes continentes. El Corredor Levantino está bien delimitado por una franja estrecha de territorio entre el Mediterráneo y los desiertos que ocupan parte de países como Irak, Jordania y Siria. ¿Pudo ser el suroeste de Asia el lugar donde se originó la humanidad emergente? Es una hipótesis interesante. Veamos.

Por descontado, al realizar esta propuesta no me estoy olvidando de un problema muy importante. Hoy en día, el paso desde África hacia Eurasia por ese corredor está muy limitado por la gran barrera del desierto del Sahara. Podemos cruzar con relativa facilidad empleando la tecnología, pero en condiciones naturales el tránsito está vetado para la mayoría de las especies terrestres. Así que la primera cuestión para proponer esta hipótesis es saber si esa región reúne las condiciones adecuadas y si el paso por el Corredor Levantino ha sido posible en algún momento del último millón de años. En la actualidad, hay zonas extremadamente secas en ese vasto territorio, como el desierto del Néguev, mientras que otras tienen un clima muy aceptable. En particular, las regiones próximas a la costa reciben influencia marítima y sus temperaturas son templadas. En nuestros días, esas zonas podrían mantener una población de dimensiones razonables, con una densidad baja pero más alta que la que habría durante el Pleistoceno. Durante las épocas glaciales, el hemisferio norte quedó en gran parte cubierto por el hielo. Los inviernos eran muy fríos, y los veranos, cortos y templados. Las especies europeas se refugiaron en parajes con influencia mediterránea. Es muy posible que durante las épocas glaciales todo el Próximo Oriente tuviera un clima mucho mejor que el actual, con más precipitaciones y, por tanto, con una vegetación adecuada para sostener poblaciones numerosas de diferentes especies. En ecología se emplea cada vez con más frecuencia el anglicismo hotspot para nombrar aquellas zonas en las que la biodiversidad es mayor que en otros lugares del planeta y se encuentran seriamente amenazadas por la actividad humana. En estos «puntos calientes» existe una mayor probabilidad para la formación de nuevas especies.



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