Somos naturaleza by Katia Hueso

Somos naturaleza by Katia Hueso

autor:Katia Hueso [Hueso, Katia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación científica
ISBN: 9788417002985
editor: Plataforma Editorial
publicado: 2017-09-15T00:00:00+00:00


El juego en la naturaleza, un canto a la espontaneidad

Imagino que, además de sobrevivir, estos niños mantuvieron el instinto del juego intacto. Algo que es tan necesario para la vida como comer y dormir, que no desaparece ni en las circunstancias más trágicas. En eso se basa, precisamente, la película La vida es bella, de Roberto Benigni. En un plano mucho más cotidiano, siempre me ha llamado la atención cómo mis hijas necesitan jugar como el aire que respiran o como el agua que beben. Cuando volvemos de pasar un día fuera, cansadas, hambrientas y con ganas de ir al baño, ¿qué es lo primero que hacen? Jugar.

Hacerlo al aire libre no necesita, en principio, nada más que salir de casa y tener ganas. A veces no hace falta ni tenerlas: ya llegarán. Una vez ahí fuera, hay muchas formas de estar en contacto con la naturaleza. El psicólogo Stephen Kellert distingue tres, en función de cómo se desarrolle este: directo, indirecto y vicario o simbólico.76 En el primer caso, el niño experimenta de forma física el medio o los seres vivos y se trata de un hábitat o unos animales que no han sido colocados ni preparados para ese fin. Aunque esta situación se dé en un espacio fuertemente antropizado (un parque, un jardín), lo esencial es que la experiencia que el niño tenga con la naturaleza no está planeada a priori. Cuando hablamos de un contacto indirecto, aunque sigue habiendo una interacción real, esta tiene lugar de forma mucho más estructurada. La naturaleza, en este caso, está específicamente preparada para ese fin. Pensemos en granjas escuela, zoológicos, huertos escolares, etcétera. Otra forma de contacto indirecto es el que nos proveen las mascotas o las plantas que tengamos en casa, puesto que son un tipo de naturaleza muy preparado para ello. La experiencia vicaria, en cambio, no provee de un contacto físico real: tenemos que imaginárnoslo. Esta manera de estar en la naturaleza ha sido ampliamente tratada en el segundo capítulo mediante la intermediación que nos ofrecen los libros, las imágenes, la música, etcétera. Es evidente que cada una de ellas nos impregnará de experiencias diferentes y lo hará con mayor o menor grado de profundidad, pero son complementarias y pueden apoyarse unas en otras. De hecho, a esta última, tan aparentemente alejada del medio natural, se la conoce también como «biofilia cognitiva».77

En cuanto a los materiales para jugar, como decía, no es necesario ninguno. Como mucho, el equipo para protegernos de la intemperie, de modo que eso no suponga un obstáculo en la actividad. Podemos simplemente interactuar con el espacio, es decir, imaginando historias, explorando, descubriendo, triscando… Se pueden aprovechar los elementos fijos, como rocas o árboles, para trepar, escalar, otear. También hay muchos objetos que pueden utilizarse para una infinidad de cosas: palos, piñas, piedras, hojas, semillas, conchas…78 Los juguetes están dotados de fábrica con un sentido literal, por no hablar de los que tienen vida propia, merced a ese invento llamado pila. La naturaleza nos provee



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