El lenguaje de los bosques by Hasier Larretxea

El lenguaje de los bosques by Hasier Larretxea

autor:Hasier Larretxea [Larretxea, Hasier]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Espasa
publicado: 2018-02-19T23:00:00+00:00


CAPÍTULO VI

La hoja y su fruto

Sin sus hojas, las ramas concentran

el pulso de manos escuálidas que se

abrazan a sí mismas para hacer

más llevadera la espera estacional.

La naturaleza, el bosque y las hojas de los árboles cambian con el paso de los meses y las estaciones. En otoño, las ramas se convierten en metacarpos desnudos en los árboles ubicados a los dos costados de los Pirineos, después de ofrecer una estampa espectacular. Es en esa época en la que se pierden las tonalidades verdosas para dejar paso a la irrupción de diferentes capas que se acercan a la explosión de colores en los valles, desde el amarillo y el naranja hasta el marrón.

La caída de la hoja de los árboles caducos supone un abono inmejorable para la tierra, que absorbe sus propiedades. Se consolida entonces ese ciclo en el que los bosques utilizan sus propios elementos para autoabastecerse. Y es que toda composición y trayecto siempre termina volviendo al punto de partida. A la fusión con la tierra. Donde siempre cabe la posibilidad del retorno. Del reencuentro. De echar la vista atrás y disfrutar del sosiego y de la posibilidad de contemplar cómo el viento agita las ramas para ondear y zarandear las hojas. El sonido de los pasos sobre ese manto de hojas secándose es también un elemento característico y familiar. Otro símbolo de retorno a la naturaleza y a los orígenes.

Las hojas representan también la ligereza en su composición y vuelo, la liviandad de lo efímero, que es capaz de crear una de las estampas más poéticas. En ese instante en el que se desprenden de su sujeción a las ramas en una explosión de tormenta. El vuelo libre y sin destino se posa sobre la alfombra que se genera sobre la tierra, acumulando esa capa sobre la que caminamos en la estación de otoño y que acompasa los pasos de los visitantes. Al igual que la hoja sirve como material blando para el lugar de descanso para el ganado.

Los frutos son la semilla que emana el árbol, esa savia que continúa con la genealogía que pueda hallar nuevos pastos y tierras donde crecer y curtirse bajo condiciones y factores que favorezcan y permitan una permanencia consistente. La posibilidad de saborear las texturas y morder las capas de alimento que nos brindan los árboles para plantar el germen de futuro. El árbol que se podrá desplegar sin restricciones durante décadas.

En este capítulo quiero hacer un viaje metafórico a lo que las hojas y el fruto significan desde un plano simbólico en mi relación con la familia, las relaciones personales y el entorno rural.



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