El protector by Cathryn de Bourgh

El protector by Cathryn de Bourgh

autor:Cathryn de Bourgh
La lengua: spa
Format: epub
Tags: romance, romántica, ficciòn, ficción contemporánea, ficción romántica
editor: Cathryn de Bourgh
publicado: 2015-05-16T00:00:00+00:00


Prisionera

Romina sabía que estaba atrapada y que no podía hacer nada. La había llevado a un lugar que no conocía y luego dijo que se quedarían allí un tiempo, hasta que todo se calmara. No sabía dónde estaba hasta que encendió la televisión y vio que estaban en Francia, en Paris...

Lejos y sin dinero, no tenía chance de escapar...

Las puertas siempre estaban cerradas y cuanto más pasaba más crecía su desesperación. Quería escapar, soñaba con Renzo y no había dejado de pensar en él, en Milán, ese apartamento y los días que habían compartido. Y no había sido un sueño, había sido real, tan real como ahora lo era ese horrible cautiverio.

Pensar en él le daba esperanzas, le daba fuerzas, sabía que debía intentarlo. No sabía cómo pero había observado que él guardaba dinero y tarjetas en una caja, también tenía un arma escondida.

Él siempre salía y no la llevaba a cenar fuera, solo al restaurant del hotel, pero él se perdía durante horas, hablaba por teléfono e intentaba calmar a su padre que al parecer estaba furioso por su fuga.

Pasaron las semanas y un día se dijo que debía intentarlo. Estaba asustada pero debía hacerlo, no quería vivir cautiva para siempre.

La única oportunidad que tuvo de escapar la dejó pasar porque no tuvo coraje y ahora sabía que era inevitable. Estaba triste y angustiada, se sentía tan sola... No quería llorar porque temía derrumbarse pero el estrés del encierro la estaba matando.

Él llegó poco después con un postre de chocolate, uno de sus favoritos y una botella de champagne.

Ella probó el pastel y le gustó, era adicta a las golosinas, sobre todo de chocolate y crema y el la alentó a probar el champagne.

De pronto él tomó su mano y la besó con suavidad.

—Preciosa, me parece un sueño que estés aquí conmigo, haberte encontrado... De no haber llegado en ese momento... ¿Te das cuenta que fue de Dios que llegara en el momento justo? Ese hombre quería meterte en su auto, no dejaba de molestarte, debí matarlo. Romina mírame... Yo me muero por hacerte el amor pero sé que tú no eres como las demás chicas. Necesitas que cuiden de ti. Y por eso te traje algo mi amor.

Ella tembló, sabía lo que pasaría luego, vio las alianzas y su mirada. Gianluca parecía creer que ella lo amaba, que ese amor de verano había renacido por milagro, por su insistencia o luego del rapto, no entendía que el amor que una vez sintió por él se había marchitado como una flor seca...

Pero ¿qué podía hacer Romina ante todo eso?

Lo conocía bien. Era un loco manipulador que podía llegar a ser violento. Nunca la había golpeado pero sí habían reñido algunas veces.

—Quiero que nos casemos Romina, en unos días, no sé deberemos averiguarlo y luego dejarás de ser la joven Romina Prisco la joven fugitiva para ser Romina Tívoli, mi esposa. Y luego podremos tener sexo y disfrutar sin que sientas que es un pecado o algo incorrecto. Tus padres estarán contentos ¿no crees?

Romina tembló.



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