2 - El muchacho y su dragón by R. Cooper

autor:R. Cooper [2]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2013-06-26T00:00:00+00:00

Capítulo 7

Los dragones, Arthur había descubierto, eran aficionados a las historias en todas sus formas: mitos y anécdotas, programas de televisión y películas, canciones y libros de historia. Había una larga historia de dragones o bien contando historias o exigiendo que los humanos les entretuvieran con canciones y cuentos en algún tipo de intercambio de información.

Al menos, así es como Arthur decidió llamarlo después de que finalmente encontrara un libro sobre dragones para explorar. Era otro libro escrito por humanos, y escrito en los años cincuenta para empezar, pero su intención no había sido asustar a la gente, y Arthur descubrió eso alentador. De hecho, cuando lo vio en el estudio de Bertie y lo arrastró con el pie mientras Bertie entraba y salía de un distraído sueño inquieto, pensó que era uno de Bertie, debido a su título intrigante, Los Dragones de la Humanidad.

A su juicio, lo que Bertie le dijo durante una de sus primeras reuniones, que los dragones recogían cosas con la eternidad en mente, mientras escudriñaba a través de las brillantes fotos en blanco y negro y litografías que llenaban el libro y veía foto tras foto de dragones sentados encima de montones de joyas y oro con seres humanos diminutos envueltos en sus anillos. Las representaciones de los artistas de lo que un encuentro con un dragón podría ser databan muy atrás en la Edad Media y contaba con dragones más de aspecto europeo y seres humanos hermosos y valientes con instrumentos musicales en sus manos o con la boca abierta como si estuvieran recitando una historia. Algunos de los dibujos estaban claramente cargados de sexualidad, estrechamente ligados, hermosas jóvenes colocadas ante dragones jadeantes, con imágenes de fuego a su alrededor.

La obra de arte de Asia que el autor había utilizado en el libro no mostraba dragones mucho con humanos, pero luego esas ilustraciones tendían a mostrar los dragones tan poderosos y divinos, cuando guardaban los ríos o perseguían perlas. Esos altivos, dragones dominantes, probablemente no habrían necesitado secuestrar a nadie. Probablemente habrían sido voluntarios en fila para pasar tiempo con ellos. Arthur no estaba seguro de que no hubiera estado entre ellos si hubiera estado vivo en ese entonces y viviendo en algún lugar bajo el control de un rey dragón. Eran conocidos por su generosidad sin duda, mucho más que los emperadores humanos que finalmente crecían celosos de su poder y los encarcelaban. Hubiera sido un honor servir a criaturas así.

Arthur ni siquiera estaba totalmente seguro de que no hubiera hecho lo mismo con un dragón europeo. Había notado en las historias sobre ellos, que el autor del libro que había recontado diligentemente había un montón de caballeros y doncellas que optaron por ir con los dragones. La explicación en las historias siempre era que lo hacían para salvar a su pueblo de la ira del dragón, pero el autor, y Arthur, todavía se lo habían preguntado.

Las historias fueron escritas o sólo dibujadas durante décadas, a veces siglos después. Más que eso, el poder de los dragones era evidente en cada músculo flexible y cada pequeño rizo de llama.

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