El fantasma de la Roca Negra by Raf Segrram

autor:Raf Segrram
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Aventuras
publicado: 1959-08-31T23:00:00+00:00

CAPITULO VIII

A la mañana siguiente, cuando Fredick, alegre y risueño como había vuelto a ser, bajó a desayunar, encontró a James que le esperaba en el comedor. Acostumbrado a que su noctámbulo amigo no madrugase mucho, se sorprendió al verle, y preguntó jovial:

—¿Qué milagro es éste? ¿De pie tan temprano? Apostaría a que no te acostaste.

—Puede ser… Anda, desayuna, que hoy soy yo quien te promete un corto paseo para charlar.

Fredick, inquieto, terminó en pocos minutos. Cuando salieron, Taylor eligió el mismo lugar por donde pasearon el día en que su amigo le declaró la pasión que sentía por Alice.

—Como recordarás no hace mucho te prometí en este mismo sitio que Alice llegaría a amarte y acabaría siendo tu esposa.

—¡No he de recordarlo!

—Bueno, pues he comenzado mi labor en ese sentido, y no puedo quejarme del resultado de los primeros pasos. Ahora bien, necesito tu ayuda y deseo saber si puedo contar con ella.

—¡Pero, James, qué pregunta! Si siempre me tienes a tu disposición.

—¡Pero es que ahora se trata de un asunto especialísimo y, como te conozco, tengo mis reservas!

—Me ofendes con ellas.

—Dame tu palabra de que me obedecerás.

—Está bien, la tienes.

—Gracias. Ahora, escúchame.

Habían tomado asiento sobre unas pequeñas rocas, bajo las que se deslizaba el río, y ambos miraban sin ver las transparentes aguas que, mansamente, entonaban su eterna y misteriosa canción.

—Debo decirte —continuó Taylor, tras una breve pausa— que tu adorada cree firmemente que yo soy un perfecto canalla.

—¡Cómo! —interrumpió Thorne—. ¡Eso es imposible! Si precisamente, como ya te comuniqué, le he hablado de ti y…

—A pesar de eso, muchacho; a pesar de eso.

En pocas palabras le puso al corriente de la violenta escena tenida la noche anterior con Alice. Fredick, cuyo asombro iba en aumento, le escuchaba con la boca abierta, y al fin tartamudeó:

—Pero…, pero ¿por qué?

—Porque es necesario a mi plan. Y ahora atiende a lo que tienes que hacer. Toma la carta en cuestión, vete a buscar a la muchacha y le dices que me has oído hablar de esta cita, que he tenido para ella frases ofensivas, y que tú, al oírme, no has podido contenerte y me has abofeteado…

—¿Te has vuelto loco, o el loco lo soy yo, que he creído entender lo que tú no puedes haber dicho?

—Vamos, Fredick, tranquilízate y no le des tanta importancia a una cosa que no la tiene.

—¿Qué no la tiene? Jamás he discutido una orden tuya; pero esta vez estás disparatando y no puedo tomarte en serio…

—Ven acá, criatura: Inadmisible sería que por tu propia cuenta a fin de obtener un beneficio se te ocurriera desprestigiar a un semejante; pero tratándose de un caso en que el propio interesado te lo pide, ¿a qué esos temores?

Fredick no contestó. Con la barbilla hundida en el pecho, parecía hallarse muy lejos de cuanto le rodeaba. Taylor, creyéndole vacilante ya, insistió:

—¿Qué importancia tiene el sacrificio que te signifique representar esta comedia si al final puede ser tener en tus brazos a la mujer que amas? Alice… ¿Qué significa

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