El corazón de una Campbell by Edith Stewart

El corazón de una Campbell by Edith Stewart

autor:Edith Stewart [Stewart, Edith]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-03-12T00:00:00+00:00


7

Una vez de vuelta en Cawdor tras la velada en Inverness, Colin decidió quedarse en el salón junto a la chimenea encendida. Por suerte para él, el calor de las llamas mantenía la estancia algo más caldeada y hasta cierto punto acogedora. Permanecía de pie frente a las mismas, contemplándolas ajeno a todo lo demás, con su mente en blanco. No quería pensar en lo sucedido esa noche en casa del sassenach. El capitán se había mostrado algo decepcionado con la temprana marcha de Brenna. No en vano, había tratado de hacerla cambiar de opinión y de que se quedaran a pasar la noche allí. La casa contaba con habitaciones suficientes para alojar a los invitados del clan Campbell. Pero ella se había mostrado decidida a regresar a Cawdor alegando que era su lugar. Y que además necesitaba aclarar ciertas cosas con su prometido. Algo a lo que Fullarton no pudo oponerse, quedando en volverse a ver pronto.

—¿Qué diablos hacéis aquí?

La voz de Malcom captó su atención al momento. Colin se volvió dejando el calor a su espalda para ver al rudo escocés dirigirse hacia él con el ceño fruncido.

—Esperando a que me entre sueño.

—¿Os habéis despejado eh? Sí, supongo que es lo que tiene acabar una velada de madrugada. ¿Qué opinión os ha merecido? Y tranquilo, podéis ser todo lo sincero que queráis. No voy a decirle nada a ella —le aclaró tomando asiento junto al fuego e invitando a Colin a que hiciera lo propio.

Este asintió agradecido por el comentario y sonrió.

—¿Qué queréis que os diga cuando he estado rodeado de leales súbditos del rey Jorge? He tenido que contar hasta diez, inspirar y sonreír de manera disimulada cada vez que me preguntaban mi opinión por la rebelión, por Culloden y por la repentina marcha del príncipe Estuardo. Ni qué deciros de los calificativos que le han dado. —Le respondió con un risa amarga como sus sentimientos por la derrota sufrida.

—Os entiendo pero es lo que os tocará vivir desde ya mismo. Y os aconsejo que lo olvidéis cuanto antes.

—Lo sé. Elegí el bando equivocado, ¿verdad?

—En principio.

—¿Qué queréis decir? Seguí al príncipe Carlos y perdimos. ¿Qué más puede haber?

—Tal vez me equivoque, pero a la vista de lo que parece que se avecina para las Tierras Altas de Escocia… —Malcom chasqueó la lengua y fijó su mirada en las llamas.

—¿Os referís a las proclamas de Londres? —Preguntó alarmado e intrigado mientras Malcom asentía—. He escuchado algunas cosas en las distintas conversaciones que he mantenido a lo largo de la noche.

—Supongo que las nuevas directrices para este país no serán nada halagüeñas.

—Pero los Campbell no tendrían que verse afectados. Después de todo defendieron al rey Jorge.

—No os confiéis, McGregor. —Malcom rio ante ese comentario llamándolo por el nombre del clan al que pertenecía. Estaban solos en el salón, charlando como dos viejas amistades—. Al final Londres nos meterá a todos clanes escoceses en el mismo saco. ¿Creéis que van a hacer distinciones, eh?

—Ya sé lo que vais a decirme.

Malcom se levantó del sillón y caminó hacia un mueble del que extrajo una botella de licor.



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