El aroma del chocolate by Ewald Arenz

El aroma del chocolate by Ewald Arenz

autor:Ewald Arenz [Arenz, Ewald]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2007-01-01T00:00:00+00:00


16

Aunque había habido tantos muertos, no se les estaba velando en el tanatorio del nuevo cementerio central, sino en la ciudad, para que los familiares no tuvieran además que hacer un viaje de dos horas. Ya desde lejos divisó August el gentío que se agolpaba ante el edificio. No se había hecho idea alguna de cuánta gente podría querer buscar parientes suyos. No obstante, al acercarse, comprobó también que no solo eran allegados los que estaban aguardando. La atmósfera reinante en aquel gentío que había delante del hospital era casi tan alegre como la de una fiesta popular. También vio que delante de la entrada al patio interior se habían montado una mesa y una barrera provisional, junto a las cuales cuatro policías se preocupaban por mantener el orden y dos funcionarios municipales parecían interrogar a la gente. Pasó un buen rato antes de que August hubiera avanzado lo suficiente en la cola como para distinguir que, en realidad, estaban vendiendo entradas. De aquella manera intentaban poner un poco de freno a la curiosidad de los vieneses, pero era en vano: el fuego había sido la gran catástrofe y quienes habían sobrevivido querían ahora percibir el escalofrío agradablemente seguro que tienen aquellos a quienes ha rozado la muerte.

—Yo también estuve a punto de comprar entradas —oyó August varias veces—, pero ha sido cosa del destino, pues al llegar al Ring, ¡se me olvidó! ¿No es una cosa extraña?

—A Luise ya se lo dije, no puede ser, no tenemos dinero para la Ópera, siempre estás yendo a ver una obra y otra y… ¡en realidad le he salvado la vida!

Después se reían. Era un placer que se sentía por la desgracia ajena y resultaba muy sencillo distinguir de un solo vistazo a los allegados de los curiosos. Sin embargo, todos debían pagar. Al llegar a la mesa, August le echó una moneda al funcionario.

En el interior del hospital, los cadáveres estaban dispuestos de un modo muy modesto. A pesar del frío, el hedor que penetraba en August desde todas las direcciones era casi insoportable. Olía exactamente igual que en el teatro, solo que ahora era perceptible para todos. Los muertos habían sido colocados en largas filas de parihuelas, con las cabezas en dirección a los estrechos pasillos que se habían dejado entre ellas. Había mucho ruido. Mucha gente lloraba al descubrir a alguien, pero peor eran los espantosos jadeos de muchas personas cuando iniciaban la marcha entre las filas y veían los cadáveres por vez primera. Aquello no era como en un entierro o en una extremaunción. Muchos cadáveres habían sido lavados superficialmente, y las huellas del fuego o de un tacón que en medio del pánico se hubiera clavado en un rostro no habían podido ser eliminadas en un tiempo tan breve. August se recompuso y se obligó a continuar. Sobre el pecho de los muertos habían sido colocados letreritos de cartón con números que habían sido impresos en listas que, a su vez, habían sido entregadas a los visitantes junto con un lápiz.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.