d656b204287d4eb9b93c4afb581c750a by Unknown

autor:Unknown
La lengua: eng
Format: epub

Ignite

Melanie Harlow

Quince

Winnie

A eso de las ocho y media de la mañana del sábado, estaba sentada en la isla con una taza de café cuando oí que llamaban a la puerta corredera de cristal.

Miré y vi a Hallie y Luna en mi patio sonriendo con entusiasmo. Hallie saludó con la mano y Luna rebotó cuando abrí la puerta.

―¡Buenos días, chicas!

―¡Buenos días! ―corearon.

―Qué día tan bonito, ¿eh? ―Miré detrás de ellas el cielo soleado y sin nubes.

―Sí. ¡Papá dice que quizá vayamos a montar a caballo este fin de semana!

―dijo Luna sin aliento―. ¿Es cierto?

―Claro ―dije―. Mañana, si le viene bien a tu padre. Mi primo puede reunirse con nosotros allí por la mañana. Tiene un caballo que puedes montar.

―¿Cómo se llama el caballo? ―Preguntó Hallie.

Me reí.

―No estoy segura, pero lo averiguaré. Escuchen, ¿quieren una pedicura esta mañana?

―¡Sí! ―Luna gritó―. ¿Qué es una pedicura?

―Te pintaré los dedos de los pies. ―Saqué un pie descalzo―. Como el mío.

¿Ves?

―¿Puedes pintar los míos de rojo como los tuyos? ―preguntó Luna.

―Claro. ―Miré a Hallie, que estaba mirando sus zapatillas―. ¿Qué te parece, Hal? ¿Rojo? ¿Púrpura? ¿Azul?

Ella sonrió.

―¿De verdad tienes azul?

―Realmente lo tengo.

―De acuerdo. ―Parecía un poco ansiosa al respecto, pero asintió―."Quiero el azul.

―Genial. Entonces quizá podamos lucir los dedos de los pies en la piscina hoy. ¿Por qué no vas a decirle a tu padre que vamos a jugar al salón por aquí, y yo lo prepararé todo?

―¡Está bien!

―Y cuando vuelvas, ponte chanclas, ¿de acuerdo? O pies descalzos. No podrás ponerte calcetines ni zapatillas.

136

Ignite

Melanie Harlow

Ellas saltaron alegremente hacia su casa, y yo me dirigí al baño de arriba para buscar todas mis provisiones.

Mientras subía los escalones, me pregunté si Dex también vendría. Si hubiera tenido su número, le habría enviado un mensaje de texto para invitarlo.

Cuando volví a bajar, dejé los frascos de esmalte de uñas en la encimera y decidí acercarme a llamar a su puerta.

Esta vez me dirigí al frente, y él abrió con una taza de café en la mano.

Llevaba un pantalón de chándal gris y una camiseta de la marina estadounidense. Su boca se curvó en algo parecido a una sonrisa, haciendo que mi corazón se acelerara.

―Buenos días, vecina.

―Buenos días. He venido a pedirte tu número.

Tomó un sorbo de su café. La taza tenía una bota de bombero y decía Mi papá es mi héroe.

―¿Por qué?

―Creo que mi casa necesita una inspección de incendios. Pensé en llamarte para programar una. ―Sonreí―. Sé cómo eres con la seguridad.

―Ah. ―Volvió a dar un sorbo, con sus ojos marrones bailando―. Entonces supongo que podría dártelo. Por razones de seguridad.

―¿Por qué no vienes con las chicas y podemos intercambiar información?

―¿Sólo información?

Me reí.

―Esta vez, sí.

―Podría ir ―dijo, como si me estuviera haciendo un favor―. ¿Has desayunado?

―Todavía no. Sólo café.

―Te traeré una magdalena.

Mis cejas se alzaron con sorpresa.

―¿Ya estuviste en Plum & Honey esta mañana?

―Sí. Las chicas insistieron. ―Hizo una pausa―. Y puede que le haya preguntado a tu madre cuál es tu panecillo favorito.

―Mira que eres un buen tipo.

―Lo sé. ―Volvió a poner su cara de gruñón―. No se lo digas a nadie, joder.

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