Conejo de Pascua y su ejército en el centro de la tierra by William Joyce

Conejo de Pascua y su ejército en el centro de la tierra by William Joyce

autor:William Joyce [Joyce, William]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Fantástico, Infantil, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T00:00:00+00:00


Conejo de Pascua, el último pooka

CAPÍTULO DIECISIETE

Donde Sombra Aprecia el Ingenio

de Norte Pero Demuestra Ser,

Efectivamente, un Tipo Oscuro

EL GENIO MECÁNICO DE NORTE era realmente un invento inspirado. Sombra disfrutaba no solo con el robo de la creación de su enemigo, sino también de las cosas maravillosas de las que era capaz. Cuando estaba dentro del genio, Sombra no solo podía salir a plena luz del día, sino que podía convertirse en un montón de máquinas, especialmente una que volaba: la forma perfecta y rápida de transportar a los niños a través de grandes distancias.

Con los niños y Luz Nocturna atrapados dentro de su capa de plomo, Sombra había transformado al genio en esa misma máquina.

Nada le importaba la belleza, pero apreciaba el elaborado diseño del trineo volante que surgía de los hombros del genio robot, y los brazos… cada tabla, superficie y tornillo era una maravilla mecánica. Un brote de envidia surgió en él, ya que había sido claramente la combinación de la magia antigua y la inventiva humana lo que había producido esa obra maestra. El Rey de las Pesadillas nunca había imaginado nada que se acercara a la genialidad de Norte. Pero pronto lo lograría. En cuanto se hiciera con todos los libros de la biblioteca del mago, lo lograría.

Entrecerró los ojos y emitió una orden seca para el genio:

—¡Llévame al centro!

Los propulsores empezaron a girar y, en cuestión de segundos, el trineo surcó los cielos, atravesando continentes, después océanos, para terminar aterrizando sobre uno de los lugares más desolados de la Tierra: un volcán en lo alto de los Andes.

Dentro de la capa, los niños de Santoff Claussen se preguntaban en susurros dónde estarían y si Ombric y Norte habrían empezado la misión de rescate.

William el Menor refunfuñaba en la oscuridad.

—Ojalá tuviera una espada —murmuró.

—¡Y yo! —dijo su hermano mayor—. Si tuviera la espada nueva de Norte, le…

—¡Silencio! —rugió Sombra.

El volcán era un atajo a su nueva guarida. Al entrar por la fisura abierta del volcán, los propulsores de la máquina voladora se plegaron con fuerza. Aceleraban hacia abajo más y más, directamente hacia el centro de la Tierra.

Los niños, atrapados en la entintada oscuridad de la capa de Sombra, apenas veían nada, pero sus oídos empezaron a sentir presión. La única luz que había era el brillo cada vez más tenue de Luz Nocturna.

William el Alto y Petter, con la ayuda de Niebla, intentaron salir a empujones de la prisión de la capa… sin éxito. La tela negra en realidad no era un tejido, sino una malla metálica flexible. Por mucho que los niños empujaran, resultaba impenetrable. Sascha hizo lo posible por confortar a William el Menor y a otros niños, pero ahora estaba especialmente preocupada por Luz Nocturna. Yacía inerte contra la capa con los ojos cerrados. Su luz era cada vez más débil… empezaba a vacilar.

William el Menor exclamó:

—¿Se está muriendo?

Las lágrimas corrían por las mejillas de los niños. Contenían la respiración, observando con la esperanza de que el más pequeño de los Williams se equivocara.



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