Capitalismo y esclavitud by Eric Williams

Capitalismo y esclavitud by Eric Williams

autor:Eric Williams [Williams, Eric]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1944-10-07T04:00:00+00:00


8. EL NUEVO ORDEN INDUSTRIAL

Era esta tremenda expansión industrial a lo que los monopolistas de las Antillas tenían que enfrentarse. Tenían la ventaja del prestigio, de la costumbre, de sus grandes contribuciones a la economía británica en el pasado además de una posición fuertemente consolidada. Hoy podemos ver que ya estaban sentenciados, que los liliputienses no podían detener a Gulliver al igual que sus flechas tampoco podían herirlo. En una conferencia a los estudiantes de Oxford, de 1839, Merivale expresó que «la rápida marea de los acontecimientos mundiales nos lleva inevitablemente más allá de aquel punto en el que el mantenimiento de los sistemas coloniales y leyes de navegación eran practicables, fuesen o no apetecibles. Nos vemos arrastrados irremisiblemente por la corriente; podemos luchar y protestar, y preguntarnos por qué las barreras que las viejas previsiones habían levantado contra el torrente, se inclinan ahora como cañas ante su violencia, pero no podemos cambiar nuestro destino. El monopolio de las islas de las Antillas no puede sostenerse […]»[1]. Los antillanos, no obstante, no podían verlo así y actuaron como lo hacen todos los intereses creados. Opusieron una lucha desesperada, «luchando, con la ayuda de su riqueza acumulada, contra el avasallante principio de la decadencia[2]», ciegos a toda consideración y a toda consecuencia que no fuera el mantenimiento de su sistema enfermo.

El ataque a las Antillas era algo más que un ataque a la esclavitud. Era un ataque al monopolio. Sus oponentes eran no solamente los humanitaristas sino también los capitalistas. La razón para el ataque era no sólo que el sistema económico de las Antillas estaba viciado sino que era tan poco provechoso que por esta sola razón su destrucción resultaba inevitable[3]. El representante de Jamaica se lamentaba en 1827 que «la causa de las colonias en general, pero más especialmente esa parte que se refiere a la propiedad de esclavos, es tan poco atractiva para los oradores elegantes y tan poco popular para el público, que tenemos y debemos tener muy poco apoyo en los discursos parlamentarios[4]». Hibbert tenía sólo razón a medias. Si la esclavitud de las Antillas era detestable, el monopolio de las Antillas era impopular, y el odio unido de ambos era más de lo que las colonias podían soportar[5].

El ataque se realizó en tres fases: el ataque al tráfico de esclavos, el ataque a la esclavitud, el ataque a los impuestos preferentes sobre el azúcar. El tráfico de esclavos fue abolido en 1807, la esclavitud en 1833, la preferencia del azúcar en 1846. Los tres acontecimientos son inseparables. Los mismos intereses creados que habían sido edificados por el sistema esclavista se volvían ahora contra él y destruían ese sistema. Los humanitaristas, al atacar el sistema en su punto más vulnerable y más insostenible, hablaban un lenguaje que podía ser comprendido por las masas. No hubieran podido tener ningún éxito cien años antes, cuando todos los intereses capitalistas importantes estaban del lado del sistema colonial. «Fue una montaña difícil de escalar», cantaba Wordsworth en un elogio de Clarkson.



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