Boda imprevista by Catherine Mann

Boda imprevista by Catherine Mann

autor:Catherine Mann
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2010-12-12T23:00:00+00:00


Sólo la había besado.

Cinco horas después, Jonah aparcó el Range Rover que había alquilado y permaneció sentado ante el volante.

Había pasado por su hotel para ocuparse de algunas llamadas y asuntos relacionados con su trabajo. Pero sobre todo había pasado el rato buscando formas para que sus ocupaciones le permitieran estar el máximo tiempo posible con Eloisa. Sus hermanos se reirían de él si lo vieran en aquellas circunstancias, pero se negaba a perder la oportunidad de arreglar las cosas con Eloisa.

Con su aroma aún rodeándolo, sabía que no iba a renunciar. Tenía que poseerla.

Su encuentro en la biblioteca había ido tal y como había planeado... y sin embargo no había resultado como había imaginado. Nunca habría pensado que se sentiría tan afectado al ver cómo se había derretido Eloisa entre sus brazos. Aquello estaba yendo demasiado deprisa y, si no tenía cuidado, Eloisa volvería a desaparecer.

Afortunadamente había reservado mesa en un restaurante. No estaba seguro de poder soportar otra noche a solas con ella en su casa.

Estaba a punto de salir del coche cuando sonó su móvil. Miró el número y comprobó que era su madre. Aún le asombraba que hubiera diplomáticos y políticos por todo el mundo que temían el férreo carácter de su madre. Ginger Landis era una mujer fuerte, sin duda, pero también tenía un gran corazón.

Pulso el botón para responder.

—Hola, mamá. ¿Qué tal?

—Sólo llamaba para saber cómo te iba —en el fondo se escuchó el sonido de un teclado. Sin duda, Ginger estaba trabajando mientras hablaba. La madre de Jonah había elevado el concepto de la multitarea a niveles insospechados: embajadora, esposa y madre de cuatro hijos y tres hijastros. Toda una supermujer—. Estoy en Washington, asistiendo a unas reuniones de trabajo. Estaré de vuelta en Sudamérica antes de que llegues a Perú con tu nuevo proyecto. Estoy deseando vivir cerca de mi hijo pequeño, aunque sólo sea una pequeña temporada.

—Yo también —los Landis pasaban mucho tiempo viajando a causa de sus trabajos, de manera que las visitas familiares estaban especialmente valoradas entre ellos—. ¿Tienes alguna información sobre el rey depuesto de San Rinaldo?

Ginger dudó un momento antes de contestar.

—¿Por qué lo preguntas?

—Corren rumores de que está en Argentina —dijo Jonah. Casualmente, su madre era embajadora en un pequeño país vecino.

—Eso se rumorea.

Jonah sabía que su madre nunca rompería las normas de seguridad, pero si pudiera darle alguna pista...

—¿Oficial, o extraoficialmente?

—No lo sé. Sólo puedo decirte que hay un complejo en Argentina construido como una fortaleza. Hay mucha actividad en el interior de la que apenas se sabe nada en el exterior. O vive ahí, o se le da muy bien dejar pistas falsas.

—Medina tiene dinero suficiente para lograr algo así.

Ginger rió.

—Eso si puedo confirmártelo. El viejo rey consiguió una fortuna más allá de su herencia, fortuna que sigue multiplicándose. Sabemos que tiene tres hijos, Carlos. Duarte y Antonio.

—Gracias, mamá. Te agradecería que averiguaras lo que puedas respecto a los Medina... con discreción, claro.

—Haré lo que pueda —tras un instante, Ginger añadió con curiosidad—: ¿Te importaría decirme por qué?

Jonah no podía compartir los secretos de Eloisa.



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