Bendita memoria by Erica Jong

Bendita memoria by Erica Jong

autor:Erica Jong [Jong, Erica]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1997-01-01T00:00:00+00:00


VIII. Salomé se rinde

1952

Dilo, dilo: el universo está compuesto de historias, no de átomos.

MURIEL RUKEYSER

CUADERNO

1 de junio de 1952

Hoy han regresado mamá y papá, lo cual me corta las alas. Además, malcrían a Sally con maravillosos vestidos con bordados de nido de abeja, que probablemente nunca se pondrá. Es muy poco femenina. Le gusta la ropa de trabajo, los pantalones, las sudaderas y esas batas azules que se usan en los centros preescolares progresistas.

Robin ha insistido en conocer a mi padre cuando viniera a Nueva York, lo cual me tiene preocupada. ¡Qué problemas tramarán esos dos juntos!

Mientras tanto, he estado tomando apuntes para un nuevo libro, calentando motores, por decirlo de alguna forma. Quiero escribir con el desenfreno y la libertad con los que escribo en mis cuadernos y diarios. Aunque el libro no llegue a ver nunca la luz, necesito saber que tengo el valor suficiente para hacerlo. ¡Si no escribo lo que pienso, me muero! La novela tratará sobre el contraste que existe entre la vida interior y exterior de una mujer y cómo ambas se entretejen y contradicen mutuamente. Sobre cómo puede estar en el tinte, en el parque o en la carnicería y seguir haciendo el amor mentalmente con cada hombre que conoce. Sobre cómo puede estar atada a la tierra por los deberes domésticos y seguir escalando su sendero espiritual propio, envuelta en nieblas.

Últimamente desprendo vibraciones calientes de tal calibre que todos los hombres que conozco parecen notarlo. La otra noche estaba en una cena con papá, mamá y una serie de galeristas y artistas locos, cuando, de repente, un pintor bastante atrevido y cascarrabias que había estado hablándome durante toda la cena, me dijo en voz muy baja:

—Podría tumbarte aquí mismo, sobre la mesa en la que estamos cenando.

Sonreí como la Mona Lisa, emitiendo ese aroma especial a sexo.

—¿Y qué te ha hecho suponer que yo quiero?

—Sí que quieres. Yo lo sé. Tú lo sabes. Estás como loca.

—No tengo ni la menor idea de qué estás hablando.

—No me jodas, ¡lo sabes perfectamente! —dijo, y me tocó el pecho derecho.

—Debería darte una buena bofetada —dije, representando el papel de alguna solterona que vi en una obra antigua. Pero sonreí como el gato de Cheshire. Así que me manoseó el trasero para calibrarlo bien.

—¡Uy, qué bueno! —dije.

—¡Tú sí que estás buena!

—Y tú también —le dije, agarrándole fuerte del trasero.

Se quedó atónito, quizá un poco asustado. Es probable que ninguna mujer le haya hecho semejante cosa antes.

—Lo que está bien para el ganso, también lo está para la gansa —dije—. ¿O no estás de acuerdo? —Y salí pavoneándome del comedor.

¿Qué tipo de perfume es este que desprendo? ¿El de mi culpa? ¡Es bueno saber que todavía funciona mi sex appeal!

CUADERNO

3 de junio de 1952

Mi vida entera está detenida mientras mamá y papá retoman el control de la casa, reciben a sus clientes y amigos, y se hacen cargo de la vida de Sally. Mamá la lleva al parque, al zoo, al tiovivo, pero se inquieta por ella como si estuviera hecha de cristal.



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