Belleza fatal by Mona Chollet

Belleza fatal by Mona Chollet

autor:Mona Chollet [Chollet, Mona]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2020-03-01T00:00:00+00:00


5. La tiranía del look o los nuevos rostros de una alienación femenina

Modelo-celebridad de los años noventa, Cindy Crawford explicaba en estos términos cómo manejaba su carrera: «Me considero como la gerente general de una pequeña empresa que comercializa un producto, Cindy Crawford, que todo el mundo quiere comprar. No me faltan recursos porque tengo el producto[253]». Y la actriz Cécile de France confiesa: «Me siento bien en mi cuerpo. Se porta bien conmigo, así que lo dejo envejecer. ¡Que lleve una vida tranquila!»[254].

Podríamos multiplicar los ejemplos. La disociación, la distancia que se pone entre el cuerpo y la subjetividad impregna toda la cultura occidental y no es exclusiva de las anoréxicas: la compartimos todos, aunque en diversos grados. Por cierto, esta mirada que exterioriza al cuerpo es aberrante: postula la existencia de un espíritu independiente que se vincula con el cuerpo de modo lejano, como si fuera un globo de helio que nos sobrevolara. Si nos aferramos al espíritu, a pesar de su irracionalidad, sin duda es porque nos tranquiliza: nos permite imaginar que nuestro verdadero yo reside en un puesto de control externo, desde donde puede dirigir nuestro cuerpo protegiéndose de su aterradora fragilidad. Ahora bien, podemos efectivamente distanciarnos de nuestro cuerpo —tenemos conciencia de él, podemos contemplarlo, hablar de él, juzgarlo, modificarlo—, pero eso solo es posible en cierta medida. Porque somos nuestro cuerpo. Pensamos y sentimos gracias a sus células, que son muy reales; los procesos e incidentes que padece —heridas, enfermedades, alteraciones hormonales— afectan nuestros juicios, nuestras percepciones, nuestros deseos, nuestra visión de la vida. Y, si bien tenemos este poder nada despreciable sobre él, debemos saber que ese poder tiene un límite, y ese límite es la muerte.

El ser humano moderno se decidió a emprender una guerra contra ese límite. Podría pensarse que tenía mejores cosas que hacer, pero no: aparentemente su orgullo no podía tolerarlo. Las fantasías de inmortalidad que mantenían ocupada a gran parte de la ciencia son un testimonio de ello, así como las operaciones quirúrgicas que ven el cuerpo como un pedazo de masilla moldeable, por no hablar de la oleada de técnicas denominadas «de rejuvenecimiento», liftings e inyecciones varias. En las revistas femeninas, el «Especial rejuvenecer» se convirtió en espacio fijo, igual que el «Especial adelgazar» de primavera. Esta evolución marca una ruptura importante: sin pronunciarse sobre lo que ambos objetivos tienen de deseable, se observará que, si adelgazar es difícil, rejuvenecer es imposible. Por otra parte, resulta asombroso que no nos parezca chocante lo absurdo del término —que es también el título de una publicación bimestral, Rajeunir Magazine (Revista «Rejuvenecer»)—, igual de absurdo que el término «antiage».

Jean Baudrillard, en una fórmula que se ha vuelto famosa, calificó el cuerpo como «el más bello objeto de consumo[255]». La racionalidad de esencia mercantil que se impuso como la racionalidad, a secas (véase cap. 2), permitió el despliegue de la lógica consumista; y esta, a cambio, y extendiéndose a todos los dominios de la vida, hizo mucho por alentar la idea



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