Augusto by Adrian Goldsworthy

Augusto by Adrian Goldsworthy

autor:Adrian Goldsworthy [Goldsworthy, Adrian]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2014-01-01T05:00:00+00:00


RESTITUCIÓN

Dadas las distancias implicadas, es posible que Augusto no supiera de estos acontecimientos hasta que la cosa estuvo terminada. Antes de que abandonara Roma habían llegado enviados del rey de Partia, Fraates IV, exigiendo el retorno de su rival Tiridates. Este había huido en busca de la protección y apoyo de Augusto, trayéndose cautivo al hijo de Fraates. Ambos recibieron confortable acomodo en caso de que resultaran útiles en el futuro; pero en el 23 a. C. llegó una delegación solicitando su retorno. Los embajadores partos fueron primero a Augusto, que los llevó después junto a Tiridates a una reunión del Senado. Más que tomar una decisión al respecto, los senadores votaron rápidamente que fuera el princeps quien lo hiciera. Siria, la región más próxima a Partia, era una de sus provincias, de modo que quizá hubiera cierta justificación para ello, pero lo que es más importante es que revelara la subyacente verdad al poder en Roma.[463]

Augusto le devolvió su hijo al rey, pero se negó a entregarle a Tiridates y exigió la devolución de los estandartes y prisioneros conservados por el rey parto. Las negociaciones continuaron desde más cerca cuando en el 20 a. C. el princeps llegó a Siria y fueron respaldadas por una demostración de fuerza. En Armenia, una rebelión había destronado y asesinado al rey Artaxias II. En lo geográfico, el reino se encontraba entre las grandes potencias de Partia y Roma y, si bien culturalmente se encontraba más cercana a la primera de ellas, en conjunto estaba aún más expuesta al poder militar de la segunda. Artaxias había estado apoyado por los partos, pero ahora destacados aristócratas le ofrecieron el trono a su hermano Tigranes, otro exiliado príncipe extranjero que había buscado y encontrado santuario en Roma.

Augusto accedió a la petición, y envió a Tiberio, con sus veintiún años, a la cabeza de un ejército para llevarlo a su reino. Era una mando extraordinario para alguien tan joven, solo comparable en el pasado reciente a las actividades de Pompeyo y el joven César durante las guerras civiles. Al final no hubo combate y el avance fue poco más que un desfile que culminó en la coronación de Tigranes como nuevo rey. Semejantes demostraciones pacíficas de poder romano contaban con una gran tradición y eran muy admiradas. Es indudable que Tiberio estuvo acompañado por oficiales mayores y experimentados; pese a lo cual supuso una oportunidad para que el joven impartiera órdenes y controlara en campaña una fuerza amplia.[464]

La expedición a Armenia proporcionó el telón de fondo para las negociaciones en curso. Augusto no quería enfrentase a Partia más de lo que lo había querido en el 29 a. C. Los riesgos eran grandes y la escala de la tarea abrumadora. Como mínimo le hubiera mantenido alejado de Roma dos o tres años, durante los cuales hubiera resultado más complicado tratar todas las peticiones y demás problemas que le plantearan. A Fraates IV tampoco le entusiasmaba la confrontación. Tenía otras fronteras además de la romana, sin contar



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