¡Las mías son espectaculares! by Janice Kaplan & Lynn Schurnberger

¡Las mías son espectaculares! by Janice Kaplan & Lynn Schurnberger

autor:Janice Kaplan & Lynn Schurnberger
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Humor
publicado: 2016-11-17T23:00:00+00:00


Cuando finalmente llego a casa después de dejar a Kate en la suya, todo está en silencio. Consuela tiene el día libre, Skylar ha salido con sus amigas, Dylan está durmiendo e incluso el perro no viene a recibirme.

—¿Bradford? —exclamo, esperanzada.

Sin embargo, no hay respuesta. Entonces distingo el parpadeo de unas lucecitas en el patio y salgo fuera. Es de noche y no hay luna.

—¿Hay alguien? —pregunto.

—Estamos aquí, cariño —contesta Bradford, desde el jardín.

Oigo un chapoteo y, cuando la vista se me acostumbra por fin a la oscuridad, veo a Bradford en el jacuzzi. No es algo propio de él, pero hay algo todavía más extraño. Parece que no está solo.

Camino lentamente por el suelo de madera y distingo varias cabezas asomando por encima del agua.

—¿Qué pasa? —pregunto—. ¿Quién está ahí?

—Yo —responde una voz que me resulta familiar—. Kirk.

—Y yo —añade otra voz, algo más fina. ¿Cómo es posible? Otra vez la atrevida de Mimi.

—Es una larga historia —me explica Bradford, nervioso, mientras me acerco a ellos—. He ido a jugar al tenis y me he lesionado la espalda, así que he decidido meterme un rato aquí dentro. Al cabo de un momento, han llegado Mimi y Skylar, que se han metido en el jacuzzi conmigo. Luego Skylar se ha ido a buscar a su amiga y entonces ha llegado Kirk, que quería ensayar para el próximo programa; pero como no estabas en casa, se ha unido a nosotros. —Hace una pausa para tomar aire y ver mi reacción. ¿Acaso no le han enseñado que las coartadas tienen que ser más sencillas?

—Bradford se ha convertido en un mojigato desde que está contigo —dice Mimi, estirándose de brazos y piernas—. Ha insistido en que nos dejáramos los trajes de baño puestos.

—Yo no tenía bañador... —dice Kirk, mirándose... Bueno, no estoy segura de el qué.

—Esto es el paraíso. Los dos son tan guapos que no sé hacia dónde mirar —dice Mimi estirando una pierna para hacerle a su ex marido cosquillas con los dedos de los pies. Bradford, sin embargo, se aparta y se sienta en el borde del jacuzzi.

—Puede que vaya siendo hora de que te marches —le dice con frialdad. Evidentemente, le preocupa lo que yo pueda sentir. Sabe muy bien que, después de la charla que tuvimos la otra noche, el hecho de ver a Mimi aquí de nuevo puede hacerme reaccionar de mala manera.

Y eso es justo lo que sucede, aunque no de la forma que él se espera. Me quito los téjanos de Guess y la camiseta de Juicy Couture con que he ido a ver a los Yankees y dejo al descubierto mi mejor sujetador de Victoria's Secret y las bragas rosas que llevo puestas. Supongo que pueden aceptarse como traje de baño, así que me meto en el agua y me siento al lado de Kirk.

—¡Guau! —exclama él, pasándome el brazo por la espalda—. Eh, Bradford, si quieres conservar a tu chica, será mejor que vuelvas a meterte aquí dentro.

—La chica ya está crecidita —digo. La verdad es que me hace sentir bien comportarme así.



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