1489. El Mapa Vasco del Nuevo Mundo by Juanjo Gabiña

1489. El Mapa Vasco del Nuevo Mundo by Juanjo Gabiña

autor:Juanjo Gabiña [Gabiña, Juanjo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 10°

Los preparativos del viaje al Nuevo Mundo

I

El maestre capitán Johan de Ursua se había reunido con su padre y el maestro de carpinteros de ribera para comprobar el avance de los trabajos de reparación y mejora iniciados en la nao “Ciburu”. En aquel día, habían empezado a apuntalar la arboladura de la nave, especialmente el palo trinquete que era el mástil que más riesgo planteaba. Las reformas del timón y de los castillos de proa y popa ya se habían acabado. En popa, se había construido una letrina más pensando en Naomi; una tripulante que, salvo el maestre Johan de Ursua, nadie conocía pues iba disfrazada de muchacho y era conocido como Gabriel, el ayudante del maestro cartógrafo, Ochoa de Andraka.

Los cambios a introducir harían que la nao fuera más parecida a como son las naos del tipo de uso múltiple, al estilo de los barcos balleneros. De cualquier modo, el barco iría artillado especialmente en las bandas de babor y estribor con algunas piezas a proa y popa. Un problema que se había planteado era el del tamaño tan pequeño de la tripulación que no superaría los veinticinco marineros, a los que habría que añadir además del maestre capitán, Johan de Ursua, el maestro cartógrafo, Ochoa de Andraka, y su ayudante, Gabriel de Besalú, el piloto, el cirujano, el escribano, el cocinero y el pinche de cocina, el tonelero, el carpintero de ribera, el redero, etc. Siete hombres de los veinticinco inscritos como marineros tendrían una consideración especial por su experiencia como artilleros en combates navales.

Todo ello supondría que habría que calcular bien los víveres necesarios y el espacio a reservar en el barco. En general, en las largas singladuras de los barcos bacaladeros, la comida se regía por un par de principios:

Menús muy fijos, consolidados durante siglos, pensados para largas travesías.

Alimentos capaces de mantenerse largo tiempo de modo natural o en sal.

Los alimentos y provisiones que llevaban para el viaje consistían en trigo, tocino, habas, guisantes, aceite, mostaza, ajos, vinagre, sal (para la correcta conservación de las vituallas), bacalao, sardinas y bizcocho o galleta (unas tortas duras de harina de trigo, doblemente cocidas y sin levadura que duraban largo tiempo, por lo que se convirtieron en un alimento básico dentro de los buques).

Pero, sobre todo, se llevarían abundantes cantidades de sidra, txakoli o vino. El problema del agua era que no se conservaba adecuadamente, se corrompía al no estar envasada bien, lo que originaba multitud de enfermedades. Para ello, lo combatían bebiendo sidra que se dosificaba bebiendo tres vasos diarios por cabeza y día, y bebiendo txakoli. La sidra, gracias al proceso natural de la fermentación de la fruta original mantenía las propiedades de las vitaminas y también evitaba la ingesta del agua en malas condiciones de salubridad. De este modo, conscientes o no, evitaban el mayor peligro de las grandes travesías marítimas: la peste de mar, también conocida como la enfermedad del escorbuto.

La dieta básica estaba constituida por el bizcocho o galleta, agua, sidra, txakoli y vino.



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